CAPITULO VI

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Sonó el despertador, eran las ocho. No había podido dormir nada. Todo el rato me venía a la cabeza la voz de aquel individuo del cual solo sabía que su nombre empezaba por I o eso pensaba. Cogí el ordenador de la cómoda y me dirigí al comedor. Me preparé un vaso cereales con leche y al acabar continué mi relato. La editorial quería un avance de la historia para hacer un vídeo promocional que causará conmoción entre los lectores. Yo había aceptado a cambio de tener el resto de las vacaciones libres, quería pasar tiempo con mi familia y necesitaba inspiración. Mi editor aterrado de que me diera un bloqueo literario aceptó sin pegas agradeciendome por mi entusiasmo y paciencia. Tras releer lo que llevaba escrito se lo envié a mi editor, el cual no tardó en contestar. Dijo que era sencillamente maravilloso y tras eso me envió tres billetes de avión con estancia incluida con destino a Venecia durante dos semanas y que el avión salía mañana a la madrugada. Según ponía en el correo era un regalo de la directiva por mis servicios y no dudé en agradecerselo enormemente. Apague el ordenador y llamé a mi hermana dandole las noticias pidiéndole que prepararan el equipaje y vinieran a casa. Mientras aproveche para ir a recoger unas cosas a la editorial que necesitaría para el viaje. 

El diablo, yo y una copa de vino (A LA VENTA EN FÍSICO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora