CAPITULO XX

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Desayunamos tranquilos. No podía creerme que cocinara tan bien, todo está delicioso.

-Está todo delicioso.

-Gracias ¿Tienes hoy que ir a la editorial?

-Si pero solo un rato, de momento tendrás que soportarme otro poco

- Que martirio _ me burlo mirándote fijamente _ No será mucho, he de volver al trabajo.

-¿Dónde trabajas? Es mera curiosidad.

-Es uno de mis misterios.

-No vale, yo quiero saberlo.

-Ya lo sabrás, confía en mí. Bueno me voy llego tarde.

- Está bien pero al menos podrías darme un beso de despedida.

- Adiós _ dijo después de besarme apasionadamente, dejándome sin respiración. Cuando quise responder, ya no estaba. _

Al cerrarse la puerta sonó el teléfono y como supuse era Julián el jefe de la editorial. Me dijo que no hacía falta que fuera pero que necesitaba el siguiente volumen de la saga para mañana. Hacía varios meses que no publicaba nada y los lectores estaban como locos por una nueva entrega. Al fin y al cabo iba a hacer año y medio de la publicación del primer tomo y varios tomos después seguía siendo un éxito. Le dije que sí y me puse inmediatamente a escribir. Me sumergí en el laberinto de mis historias hasta convertirme en el protagonista de ellas...

"Estaba todo preparado, yo le sacaba brillo a uno de los cuchillos a mi alrededor reinaba el silencio la desesperación y el miedo. De repente oí una voz de súplica mi próxima víctima quería que no le matara pobre ingenuo. Él sabía perfectamente que le mataría y aún así luchaba por salvarse, aunque deba admitir que era más divertido que opusieran resistencia. Acabe de darle brillo al cuchillo y me gire para mirar a mi víctima. La expresión de su rostro exhalaba terror, sabía lo que le esperaba y no podía evitarlo. Cogí el cuchillo y lo introduje en su muslo, descendí con él hasta llegar a la altura de la rodilla. La pierna le quedó completamente desgarrada hasta el punto de que el dolor le impedía respirar. Me miró suplicándome que terminará con su sufrimiento pero yo prefería que sufriera más. Verlo sufrir era algo tan exquisito tan deliciosamente divertido. Empuñé el cuchillo de nuevo y le rebané el dedo índice y el corazón. Se puso a gritar pero enseguida le amordacé para que callara. Me despedí de él y le dejé una bandeja en el suelo con algo de comer y una botella de agua. Después subí las escaleras hasta desaparecer tras la puerta..."

Me pasé el día escribiendo tan enfrascada en la entrega que no tenía tiempo para nada más. Entregué el manuscrito con éxito y organizaron una firma de libros a mi nombre para esa misma semana. Mi mundo giraba entorno a las letras y apenas tenía tiempo para el ser de las sombras, mi tan amado hombre enmascarado... Tampoco recibía noticias suyas y eso me causaba terrible preocupación y miedo a reconocer que algo en mi ya no podía estar sin él.... 

El diablo, yo y una copa de vino (A LA VENTA EN FÍSICO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora