CAPITULO XXXII

33 6 7
                                    

Gracias a mis contactos en la cárcel todos menos "El lobo" y yo estaban fuera por buena conducta. Ellos habían estado aquí más años que nosotros así que nos tocaría esperar un poco. La verdad es que estaba un poco defraudado, se suponía que al ser una cárcel de máxima seguridad, nos pondrían las cosas un poco más complicadas. Supongo que la facilidad se debía a mis nuevos "poderes" digámoslo así, ahora podía apelar al lado más ruin de una persona y ponerla de mi parte, cosa que por aquí era bastante habitual. La vida aquí sin clara era bastante más aburrida, así que de vez en cuando le decía a Vicente que me la trajera a la celda de aislamiento, necesitaba entretenerme de vez en cuando. Con un poco de suerte nos quedaría un año y medio como mucho en esa pocilga, después de todo hacía unos cuatro años que estaba encerrado. ¡Cuatro malditos años! Pero por fin mi venganza estaba cerca, muy cerca... Al cabo de varias semanas de tortuoso aburrimiento, Vicente García apareció por mi celda:

-Buenos días ¿Qué tal tu mañana?

-Genial, ¿A ti qué te parece Vicente? He oído que tuviste problemas con los presos. ¿Qué paso?

-Nada, hombre, nada. Cosas que un hombre no tendría por qué aguantar. Le traigo buenas noticias, la dirección está estudiando vuestro caso y seguramente en unas semanas estéis libres.

-¡¿Qué?! ¡¡Eso es magnífico!!- Estaba tan feliz, tan eufórico que incluso me permití abrazarle y cuando lo hice tuve la extraña sensación de que una de sus manos estaba más al sud de lo que debería, pero derrochaba demasiada felicidad como para molestarme en ello-.

-Sí, aunque los presos te echarán de menos has pasado mucho tiempo con nosotros. Tendrás que escoger un nuevo jefe para ellos.

- Si la verdad hace mucho que estoy por aquí, dentro de nada hará cinco años y respecto al jefe ya sé a quién escogeré.

-Bueno pues dicho eso es hora de ir al patio, tu noticia los apenara a todos créame.

-Lo sé, es una lástima pero tengo cosas que hacer.

-Sí, necesitas ayuda, cuenta conmigo para acabar con esa fulana.

-Gracias Vicente, siempre puedo contar contigo.

Bajamos tranquilamente hasta el patio y al llegar los reuní a todos para que se enteraran de la noticia.

-Compañeros debo explicaros algo, en un par de semanas lo más posible es que "El lobo" y yo salgamos de aquí. Sé que os es difícil de aceptar pero tranquilos estaréis bien sin nosotros y antes de que lo preguntéis ya tengo a vuestro nuevo jefe, "El águila" será quien os guíe a partir de ahora.-Era difícil ver cómo aquellos hombres que hasta ahora habían dado su vida por mí, estaban completamente desconsolados antes la idea de que me fuera y aunque era mi equipo sabía que les iría bien sin mí-.

-Entonces mi señor ¡¿Nos vamos en un par de semanas?!-Dijo el lobo eufórico-.

-Así es lobo. Una cosa más me gustaría saber. ¿Quién se ha metido con Vicente?

- Mi señor...-Un muchacho, haría poco que estaba aquí, se me acercó tímidamente-. Hay testigos que dicen y afirman por experiencia que le gustan otro tipo de cosas, no sé si me entiende... Mi grupo y yo fuimos a hablar con él y la cosa se descarriló un poco. No era nuestra intención ofenderos.

-Seguramente a mí no, pero a él si ¿No es cierto? Le he entendido perfectamente pero no es asunto vuestro así que dejarle en paz, es una orden. Ven conmigo quiero que hablemos, los demás largaos, tu no lobo, quédate con nosotros.

- Sí mi señor, como quieras.-Dijo lobo siguiéndome-.

Mientras los demás se iban yendo, el lobo y yo nos llevamos a ese mocoso a un lugar donde poder hablar tranquilamente.

El diablo, yo y una copa de vino (A LA VENTA EN FÍSICO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora