El diablo, yo y una copa de vino (A LA VENTA EN FÍSICO)

CAPITULO XXXVII

Por fin había llegado a mi casa, salí del taxi y me apresuré a llegar a la puerta. Busqué entre los bolsillos hasta encontrar las llaves. Abrí la puerta y escuché a mi padre que ya empezaba a interrogarme para que hablará.

- ¿Y bien? ¿Qué ha pasado?

- Me ha pedido que la acompañará a comprarse lencería y...

- ¿Y qué más?

- Le he escogido un conjunto y la he besado, bueno nos hemos besado.

- ¡Ah! Bien, bien. ¿Qué más?

- Hemos quedado mañana a las diez en el café Mon parí, necesitaré la casa libre.

- Y libre la tendrás. Bien hecho se nota que eres hijo mío.

- Gracias.

- ¿Ella que tal, es guapa?

- Sí, se parece bastante a su madre.

- Continuaremos con el plan que nos va de maravilla.-Dijo mi padre con llamas en los ojos, así que cambie de tema-.

- Pues claro. ¿Y tú que harás mañana?

- Tengo una lista que terminar, ya sabes.

- ¿Cenamos algo?

- Sí, ya está casi acabada.

- Hacía mucho que no cenábamos juntos.

- Y menos una cena casera.

- Te echaba de menos.

- Yo también a ti, hijo. Ven ayúdame a poner la mesa.

- Ya voy.

Me encaminé hacia la cocina y empecé a poner la mesa: Dos vasos, dos platos, un par de tenedores y servilletas. Cuando ya estuvo todo preparado me senté y me puse a idear un plan para "la cita" de mañana. Dejaría una botella de vino en la nevera y un par de copas en la mesa, la habitación preparada... Lo cierto era que Alicia era muy guapa y había algo en ella que no podía explicar, ella me desconcertaba. Me sacó de mis pensamientos el sonido de los platos sobre la mesa. Mi padre ya estaba en la mesa y me había puesto el plato delante para que empezará a comer.

- ¿Alex, estás bien?

- Sí, solo estaba pensando.

- ¿Cómo está la comida?

- Está buenísimo, de verdad.

- Me alegra oírtelo decir.

Reconocí enseguida que era una receta de mi madre, pero no quise comentarlo en alto. Eran sus míticos espaguetis a los cuatro quesos y eran toda una maravilla. La salsa estaba hecha de queso Azul, Roquefort, Brie y Gorgonzola y combinaban a la perfección. Tenía un sabor potente pero sofisticado, eran perfectos. Levanté la cabeza por primera vez en toda la cena y vi a mi padre engullendo espaguetis como si fuera un niño pequeño. Eso me recordó al tiempo que había pasado en la cárcel.

- Estaba todo riquísimo.

- Gracias, hacía mucho que no preparaba y comía algo tan delicioso. Ves a prepararte las cosas para mañana.

- Deja al menos que te ayude a recoger.

- Tranquilo, ya me ocupo yo, tú prepárate y descansa.

- Gracias-Le dije plantándole un beso en la mejilla-.

Me fui a mi habitación y abrí el armario. Cogí una camisa blanca y unos pantalones negros a juego con los zapatos y la americana. Después me tumbe en la cama y cogí el móvil, me puse a escribirle a Alicia para hablar con ella.

- "Hola Alicia. ¿Qué tal?"

- "¡Ai! Hola, bien ¿Y tú?"

- "Bien estaba escogiendo la ropa."

- "¿La ropa? ¿Por qué?"

- "Hombre ¡Qué menos! Para una diosa como tú..."

- "Que exagerado eres... Yo también me arreglaré para ti."

- "A ti no te hace falta, eres hermosa igual."

- "Que caballero, tu tampoco estás nada mal. Cuéntame más de ti."

- "Bueno tengo 19 años recién cumplidos, estudio literatura y me estoy preparando para ser escritor. Me gusta todo tipo de música y me encanta leer."

- "¡Yo igual! Ya me gustaría poder hacer literatura, a mí me encanta escribir, pero le prometí a mi madre que no me dedicaría a ello."

- "Pues es una lástima que se desperdicies tu talento. ¿Qué genero te gusta leer?"

- "De todo, pero lo que más el género romántico y el de misterio. ¿Cuál es tu escritor favorito?"

- "C.R.Z"

- "¡¿Qué?! ¡Él mío también!"

- "No sabía que tuviéramos tanto en común"

- "Anda que yo, a ver que más... ¿Color favorito?"

- "Contaré hasta tres y lo decimos los dos."

- "Vale, uno."

- "Dos... Tres"

- "Rojo"

- "Rojo"

- "No puede ser..."

- "Parecemos clones.-Dije entre risas-."

- "Eso es imposible yo no soy tan guapo."

- "Pues claro que sí. Te tengo que dejar que viene Dani..."

- "Buenas noches Alicia"

- "Buenas noches."