22. UN DÍA A LA VEZ

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- Elliot...Ely... despierta, ya llegamos.

- Hmnn??

Cuando Elliot abrió los ojos en medio de un pequeño bostezo, lo primero que vio, fue el rostro sonriente de Alan, que lo miraba con sus profundos, pero bonitos ojos negros. El joven médico pensó que tal vez, algún día le dirá que te tanto le gustan sus ojos, pero, cuando vio que aquella expresión amable, se transformaba en una sonrisa burlona de medio lado que conocía bastante bien......

¡Olvídalo! Si ese día llegará a pasar, ¡será muy muy pero MUY lejos en el futuro!!!

- ¿Qué pasa? – Pregunto con cierta cautela en su voz.

- ¿Dormiste bien? – Alan lo miro divertido y su ceja se levantó en una expresión definitivamente traviesa, y con su mirada señaló el muy pequeño rastro de humedad en su hombro. El mismo hombro que por casi dos horas había utilizado Elliot de almohada.

Alan miro divertido como la punta de sus orejas enrojeció y comenzó a buscar entre sus bolsillos y compartimientos del avión, algún pañuelo o servilleta que pudiera utilizar para secar. No pudo aguantar más la risa y pronto Elliot lo miraba con sus cejas fruncidas.

Porqué su doc, era tan jodidamente lindo!!!

- ¿Qué? ¿es tan gracioso burlarse de mi?

Al ver su pequeña cara enojada, como si lo hubieran intimidado, el pelinegro que se había aguantado todo el viaje, se movió rápidamente hacia adelante y atrapo sus labios en un beso.

- No me estaba riendo de ti, estoy feliz de que me utilices como almohada. Utilízame siempre así, todas las noches.

El impotente Elliot, cuyo enojo ya se había evaporado de la vergüenza hace tiempo, no lo regañó pero tampoco se negó, simplemente cuando volvió a tierra, se acomodó en su silla, y cambiando casualmente de tema, le recordó a su novio que ajustara bien su cinturón para el aterrizaje.

Alan volvió a reír, de muy buen humor.


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Los dos hombres se pararon pacientemente uno al lado del otro, mientras observaban la cinta transportadora del aeropuerto y esperaban por el equipaje del menor, que era el único que faltaba.

Tan pronto Elliot reconoció su maleta, no tuvo tiempo para ir a recogerla cuando Alan ya la había levantado y dejado justo al frente de sus pies. El menor tomo la manija y le sonrío en agradecimiento.

- ....¿A dónde vas ahora?... ¿quieres que...comportamos un taxi? – El joven médico apretó la manija un poco nervioso, extrañamente quería pasar más tiempo con Alan, no pensaba que fuera del tipo de persona apegada, pero... con Alan... se sentía un poco reacio a dejarlo.

- Por supuesto voy a ir a tu casa – Alan le contesto con una gran sonrisa y luego lo tomo de la mano entrelazando sus dedos – ¡Vamos!


Después de caminar un rato, llegaron a la salida de pasajeros. Elliot no tuvo que hacer un gran esfuerzo para encontrar a David, solo tenía que fijarse en el tipo alto que sobresalía entre la multitud.

- ¡JEFE, DOC!! – Casi se podía ver una cola imaginaria moviéndose detrás del hombre cuando los vio cruzar por la puerta, enseguida salió corriendo en su dirección y rápidamente tomo el equipaje de ambos con una sola mano mientras los conducía al parqueadero.

Al verlo saltar así, Elliot tuvo que reconsiderar seriamente la primera impresión de David como un gorila grandulón, y cambiarla por algo más leal.. hmmm.... Como un pastor alemán?? Talvez.

DOCTOR VS MAFIOSODonde viven las historias. Descúbrelo ahora