11. LOS MAFIOSOS DESAPARECEN

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Elliot recorría los pasillos de aquel hospital con pasos apresurados, le era imposible caminar lentamente a través del lugar cuando a su alrededor se veía tanto movimiento. Como todos sus días (o por lo menos este turno), comenzaba su mañana en la sala de urgencias atendiendo por orden de llegada o por complejidad todo caso que pasaba por allí, accidentes y enfermedades repentinas era lo que más seguido veía, pero de vez en cuando también se veían heridas graves provocadas por armas o objetos corto punzantes y era en ese momento cuando solía pensar en Alan, y pedía que estuviera bien.

- Doctor Nell, buenas tardes – La voz repentina de Mary lo saco de su ensoñación, fue entones cuando miro a su alrededor y se daba cuenta que ya había subido hasta el cuarto piso.

- Mary, buen día para ti también – Le sonrío con amabilidad.

- ¿Estas haciendo tu ronda? – Le pregunta la enfermera mientras le observaba con detenimiento viendo la carpeta de seguimiento en sus manos.

- Si, hoy realizare las del 4 y 5to piso.

Mary no dijo nada más, pero Elliot pudo notar como se le escapaba una mueca de preocupación.

- Tranquila, esta vez no me he sobrepasado con las horas.

Mary se sonrojo un poco y después se ofreció a acompañarlo en sus rondas, de todas maneras, también le tocaba el piso 4 y 5.

Durante todo el trayecto, se repetía más o menos el mismo libreto, Elliot entraba de primeras a la habitación, saludaba por nombre de pila al paciente con una gran sonrisa y le preguntaba sobre su estado de salud mientras revisaba su historial médico. En algunas ocasiones solicitaba mas exámenes médicos y daba ordenes precisas sobre los cambios en los medicamentos, dietas u otras cosas.

Elliot posiblemente no lo sabía, pero al interior del personal muchas personas lo admiraban, el tenía una forma muy especial de tratar a los pacientes, para él todos esa únicos e importantes, y se tomaba la molestia de aprenderse sus nombres y conocerlos. Era el medico favorito de todos y también el más joven.

A Mary a veces le preocupaba que Elliot mezclara su vida personal con la laboral, muchas veces el doctor Wilson le había hablado sobre este tema, y cuando lo hacía se mostraba preocupado.

"Mary, aunque lo deseemos, no siempre los puedes salvar a todos y es algo que nuestro Elliot debe aprender"

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- Muchas gracias por Ayudarme Mary - Elliot le acompañaba de regreso a la estación de enfermeras con la promesa de obtener allí un café con leche frio.

- No, las gracias son para usted doctor Nell, sin su ayuda me hubiera tomado un poco más de tiempo, le dije que le iba a ayudar y la que recibió ayuda fui yo. Los siento mucho por mi culpa se le hizo tarde.- Mary de nuevo lo miraba apenada y Elliot sonrío de forma divertida.

Elliot estimaba mucho a Mary, era una chica que tenía cierto aire a una pequeña madre, cariñosa y amable.

- No lo hice desinteresadamente Mary, aun quiero mi taza de café.

- Ahh si, ya te la traigo.

Mary corrió hacia el interior de una oficina mientras que Elliot la espera en recepción, junto con Marlin.

- No corras niña – Marlin le grito y Elliot soltó una risilla, fue entonces cuando la mujer poso sus ojos en él de forma observadora.

Marlin era una mujer morena de contextura grande y con una sonrisa enorme, era la recepcionista administrativa del primer piso y conocía a cada persona que por allí pasaba, también se jactaba de tener una memoria envidiable.

DOCTOR VS MAFIOSODonde viven las historias. Descúbrelo ahora