14. EL MAFIOSO ES PELIGROSO

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Afuera la lluvia caí sin cesar, casi como un diluvio, pero de cierta forma el sonido de las gotas estrellándose contra el pavimento era reconfortante, y era extraño pensar que algo en esa sala era "reconfortante", sobre todo cuando se escuchaban los truenos de fondo como un rugido y los relámpagos cruzaban el cielo e iluminaban de forma tétrica las cámaras frigoríficas que hace poco el hospital había adquirido, "5 espacios para 5 cadáveres, con puerta frontal, en acero inoxidable y alarma contra cambios de temperatura" era lo que recordaba haberle escuchado a Tom el día en que lo instalaron en medio de la morgue, de eso ya habían pasado tres días, y justo hoy estrenaban a su primer inquilino.

Sin reconocer... decía la etiqueta atada en el dedo gordo de su pie derecho, Hombre, cabello y ojos negros, tez blanca, altura de 1,82, entre 26 y 28 años, causa de la muerte 27 puñaladas.

-Alguien definitivamente te odiaba – susurro el joven forense mientras terminaba de subir la cremallera y el cuerpo friolento de aquel muchacho se ocultaba detrás de una bolsa negra, pero en el instante en que sus dedos rozaron los labios del contrario, juraría que había sentido un aliento putrefacto tocándolo.

Retiro la mano con terror, mientras sus ojos se quedaban atentos en el hombre de la camilla...pero nada sucedió, aquel joven estaba tan rígido como siempre.

Tuvieron que pasar varios minutos antes de comprender que lo que acababa de suceder no era más que el producto de su imaginación, ya había escuchado varias veces entre los más antiguos, que en noches como está, la imaginación suele jugarte una mala pasada.

Tomo una bocanada de aire y con el corazón golpeándole a mil, empujo de forma violenta la camilla hasta el fondo de la recamara y cerró la puerta tras de sí.

Miro la hora, faltaban diez minutos para las nueve, así que de un jalón se sacó los guantes y la bata, empaco su celular en la maleta y se la cargo al hombro, miro el interruptor de la luz, el cual se encontraba a un costado del frigorífico al lado opuesto de la salida.

Desde que empezó a trabajar allí, siempre le pareció que aquella distribución era la inadecuada, tiempo después Tom le comento que en el 99 remodelaron el lugar y cambiaron la puerta original de lugar pero nunca trasladaron el interruptor.

Así que con pasos decididos y grandes zancadas cruzo la sala y apago la luz, quedando en completa obscuridad y silencio....no... silencio no había, aun podía escuchar una respiración, un plástico moviéndose, una cremallera abriéndose...

Y una voz susurrando...

Susurrando.... Susurrando??? Susurrando que??

-Oh dios.... Esto no avanza nada – Ethan soltó un suspiro de frustración y cerro la lapto más fuerte de lo realmente necesario, había estado 2 horas enfrascado en la misma línea, y aun no tenía la más mínima idea de como continuar la historia. Tenía el peor de todos los males de un escritor, un bloqueo. Y era algo increíble, porque a él nunca la daban bloqueos, jamás, siempre que tenía una historia en la mente en ningún momento se frenaba, solo las ideas parecían brotar por si solas una tras otra.

Pero esta vez, esta vez era diferente, sencillamente no lograba enfocarse. Tal vez tenía hambre, si... eso tendría que ser.

Aunque al parecer hoy tampoco era su día de suerte, hasta la comida estaba en su contra, después de revisar todos los cajones de la alacena y la nevera, no había absolutamente nada dulce que comer.

- ¿Qué haces allí? – Elliot lo observaba desde el marco de la cocina, al parecer hace poco había llegado ya que aún llevaba sobre uno de sus hombros su mochila.

DOCTOR VS MAFIOSODonde viven las historias. Descúbrelo ahora