3. EL DOCTOR VALIENTE

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- Jefe, jefe...

No quería ser descortés con su jefe, eso se le notaba al tipo grande que momentos antes se presentó como David. Lo llamaba de una manera tan respetuosa y casi en un susurró tratando de despertarlo sin ni siquiera atreverse a tocarlo. Era amable si, pero su método de despertar le estaba causando problemas.

Quería terminar con esto lo más pronto posible, entre más rápido despertara el pelinegro, más pronto acabaría su chequeo y más rápido saldría de allí.

Cada segundo de más que estaba junto a ellos lo angustiaba, sentía que en algún momento el pelinegro lo reconocería y cuando hiciera eso, tendría toda la mafia rusa detrás de él, tratando de vengar el orgullo herido de su jefe.

Trago saliva, otra vez la sensación de peligro se apodero de él.

¡Haría todo lo posible por estar con ellos lo menos posible!!.

Se acercó a la cama con cautela, si seguía esperando que el amable David lo despertara, bien podría quedarse allí hasta navidad.

- David, ¿cierto? – lo llamo con su sonrisa amable y el grandulón asintió con la cabeza - Me lo podrías dejar a mi por favor.

David lo miro un poco extrañado pero al final pareció ceder.

- Claro doc - se hizo a un lado y le cedió su lugar.

El pelinegro mafioso se encontraba durmiendo tranquilamente. Viéndolo así, en aquella cama de hospital, realmente se veía muy diferente del día anterior. Justo ahora no veía a un hombre peligroso miembro de una mafia aterradora, más bien parecía un joven común.

Hasta le dio un poco de pena despertarlo, pero ¡vamos!, no podía dejarse llevar!! Si seguía así, jamás lo iba a despertar.

Llevo su mano hasta su hombro y lo movió suavemente.

Nada, absolutamente nada pasaba, el chico de cabello negro seguía plácidamente dormido.

Intento utilizar un poco más de fuerza en su mano, y esta vez se aseguró de sacudirlo también.

- Señor...Señor – Lo llamo de nuevo.

¡Y hasta que por fin!!

El pelinegro poco a poco abría sus ojos y enfocaba su vista sobre él.

Pero lo siguiente que dijo, le hizo querer volver el tiempo atrás y jamás haberlo despertado.

- ¿E...Ely?

Sintió como la sangre se le congelaba, el día que tanto había temido, por fin llego, más rápido de lo que jamás imagino.

Sus piernas parecían estar pegadas en el piso, no se podía mover, ni siquiera podía hablar. Estaba tan tieso como una tabla. Y esos ojos negros lo seguían mirando fijamente.

- No jefe, es el doctor Elliot.

Y como si fuera un ángel caído de la nada, ¡David lo salvo!!

Vio al pelinegro mirar a David por un breve segundo y de nuevo lo volvió a mirar a él, pero esta vez parpadeo un par de veces, como si estuviera aclarando la vista. Eso era, ¡Alan todavía seguía dormido cuando lo vio! Debió solo confundirlo.

- Ummm... esto... vengo por la revisión - se apresuró a decir el joven médico antes de que pasara cualquier otra cosa más.

Tomo su historial clínico y lo sostuvo frente a su cara, acababa de darse cuenta que no era buena idea mostrar su rostro por mucho tiempo.

Como bien lo imagino y según su historial médico, la tensión y el pulso estaban bien, y no se veía que existiera otro problema.

Pero... había algo que le seguía molestando... ¡Y eso era su herida!

DOCTOR VS MAFIOSODonde viven las historias. Descúbrelo ahora