17. EL MAFIOSO LO CUIDA

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Dedicado a todos los profesionales de la salud, 

cuyo esfuerzo es recordado y admirado.


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- Y bien ... ya hemos llegado. – Comento Erik algo renuente por tener que separarse de su novio. Ohh "novio" le gustaba como sonaba eso, le hacía tanta ilusión.

Hoy habían tenido su primera cita y aunque no había sido muy diferente de las cosas que ya solían hacer como amigos, como ir al cine, salir a caminar o a comer. Hoy se sintió infinitamente más especial, por solo un detalle: Ethan lo había sujetado de la mano.

- Eso parece – El menor le contesto con una pequeña pero dulce sonrisa, que lo hizo apretar levemente su mano y balancearla como si fuera un columpio. Ethan volvió a sonreír.

- ... Gracias por haber aceptado. – Ethan lo miro con sus claros ojos castaños y supo que se estaba comenzando a ruborizar.

- De verdad Erik... eres bastante lindo – El pequeño mostró otra de sus sonrisas pequeñas pero llenas de calidez, llevo sus manos hasta el cuello de su abrigo y en un movimiento rápido unió sus labios en un beso dulce - ¿Quieres pasar?

- Ah... si, claro – A Erik le tomo un par de segundos volver en sí luego de tan sorpresivo beso, a veces se encontraba pensando, si todo esto era un sueño, y si era así, entonces por favor que lo dejaran en coma.

Ethan sonrió, saco sus llaves y entro a su departamento con una mano sujetando a Erik, y con la otra dándose un leve masaje a sus mejillas, últimamente le estaban doliendo de tanto sonreír. Nunca había sido muy expresivo, pero estaba trabajando duro en ello, porque sabía que al rubio si le gustaban ese tipo de cosas.

Cuando entraron al apartamento, Elliot se encontraba sentado en medio de la sala con la vista fija en la pantalla del televisor.

- Hermano, ya llegamos. – Ethan anuncio su llegada, y solo entonces Elliot les devolvió la mirada con una sonrisa en su rostro.

- Oh, no los escuche llegar. ¿Cómo les fue? ¿se divirtieron?

- Si – Erik se adelantó y contesto por los dos, con la emoción bailando en su voz - fuimos al cine y por la tarde dimos un paseo por el centro y terminamos en la nueva cafetería que abrieron, esa que está decorada como si fuera una cabaña. Oh cierto, ¡te trajimos rollos de canela!!

- Gracias, pero ya cené – Elliot negó suavemente con una sonrisa en su cara - ¿Por qué mejor no se lo comen entre ustedes?

El joven médico siguió insistiéndoles en que se los comieran ahora, aprovechando que estaban aún calientes, una vez que cumplió su cometido y los dejo a ambos en la cocina en compañía de un vaso de leche para cada uno, les dio las buenas noches y se dirigió a su habitación para dormir.

- Aquí una cuchara.... ¿Qué sucede? – Pregunto curioso Erik, al notar como el pequeño aún no había recibido la pequeña cuchara para postres y tampoco mostraba interés ante el aromático rollo de canela - ¿no te gusta?

- No estaba sonriendo.

- ¿Quién?

- Mi hermano, él estaba triste.


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Esa mañana el cielo estaba particularmente despejado, dejando que la luz de la mañana se colara con toda su calidez a través de los grandes ventanales del hospital. El doctor Anderson se tomó un momento para saborear el primer café de la mañana y permitirse comenzar el día con energía renovada, avanzo por los pasillos con calma en compañía de su hijo, quien también llevaba en sus manos una humeante taza de café negro.

DOCTOR VS MAFIOSODonde viven las historias. Descúbrelo ahora