"...El hombre que restauraba libros antiguos y cuidó de mi pierna lesionada no era un asesino. Pero del hombre que acababa de ahogarme hasta casi hacerme desmayar, no estaba tan seguro..."
||2Jae||
||Adaptación||
Inicio: 26/08/2020
Fin: 15/11/2021
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~ ⸙ ~
La luz hacía mucho que se había ido mientras estaba sentado en el escalón inferior y contemplaba cómo volvería a subir a mi habitación. Necesitaba procesar todo lo que había encontrado en la caja de zapatos. Poner la gorra de mi padre en el interior y volver a colocarla en la parte superior del armario fue una de las cosas más difíciles que he hecho. Pero no podía quedármela, no sin arriesgarme a que Jaebum lo supiera. Que estuviera aquí, en su casa, significaba que no podía confiar en él.
No confíes en ninguno de ellos.
La vaga advertencia de mi madre, pronunciada en una de sus últimas respiraciones, no me dio mucho para seguir, pero no iba a despreciarla. Ella y papá tuvieron una brillante, ardiente relación cuando había sido concebido. El fuego se había apagado a silbidos enojados para el momento en que nací. Mamá me educó por su cuenta, con solo visitas ocasionales de mi padre. Proporcionó la pensión alimenticia cada mes como un reloj, pero era una piedra rodante. Sus visitas fueron poco frecuentes, pero lo consumían todo. Era un niño de papá, siempre desesperado por escuchar sus historias de viajes y aventuras mientras mamá suspiraba y negaba.
—Me enamoré de la misma canción y baile, así que no puedo decir que estoy sorprendida.
La voz reprimida en mi cabeza era más reconfortante que cualquier otra cosa. La extrañaba. Pensaba en ella todos los días. Había sido la única razón por la que no había investigado la desaparición de papá antes. Entre las citas de su médico, los tratamientos, y mis estudios, no podía perder tiempo con un padre que no se había dignado a aparecer en años. Aun así, mi estómago me decía que algo pasó con él. Algo malo. Sus agonizantes advertencias reforzaron el sentimiento. Ella me había mantenido lejos del Condado Millbrook, lejos de cualquier cosa relacionada con la desaparición, por una razón. No supe lo que fue hasta después de su muerte. Ahí es cuando encontré el final del mensaje de mi padre en su celular.
Algo está mal aquí. No puedo confiar en nadie. No vengas a buscarme. Te quiero a ti y a Youngjae.
El mensaje había sido enviado dos años antes, y mamá nunca me lo había mostrado. Sabía que cavaría.
Metí la mano en mi bolsillo y pasé el dedo índice por la pequeña tarjeta de memoria que había encontrado bajo la desgastada gorra. Tal vez no era nada, pero su lugar en la parte superior de la pila sugería su importancia. Echarle un vistazo se hizo imprescindible, pero tendría que esperar hasta que Jaebum estuviera fuera del camino.
—¿Te sientes satisfecho de husmear? —Una voz severa me hizo saltar.
