"...El hombre que restauraba libros antiguos y cuidó de mi pierna lesionada no era un asesino. Pero del hombre que acababa de ahogarme hasta casi hacerme desmayar, no estaba tan seguro..."
||2Jae||
||Adaptación||
Inicio: 26/08/2020
Fin: 15/11/2021
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~⸙~
Jaebum cargó mi mochila hacia fuera y al frente de la puerta junto con una pequeña de él. Terminé de atar mis botas y lo seguí al brusco viento. El cielo estaba cubierto, con prometedora lluvia más tarde mientras el frente frío se movía. Teníamos hasta las tres de la tarde para hacer nuestro primer pequeño levantamiento antes que la lluvia llegara.
—¿Estás seguro de que hoy es el día? —Guardó nuestras mochilas en la parte de atrás de las cuatrimotos rojas y miró las nubes.
—Sí. No puedo esperar a que el sol salga en pocos días. —Estiré mi pierna mala, feliz con la ausencia de dolor o malestar—. Además, ya estoy retrasado.
Había explorado la mejor ruta a una elevación en el borde sur oriental de la propiedad. Las cuatrimotos debían poder llegar allí una y otra vez con facilidad. También esperaba ver otra cosa que descubrí en la imagen de satélite. Se la mostré a Jaebum, y los dos supusimos que era una especie de cabaña escondida en un matorral a lo largo del borde de densos pinos. Había estado tan perplejo como yo sobre que estuviera en su propiedad. Estuvimos igualmente sorprendidos por las fotos en la cámara de Hyuna, y Jaebum no pudo determinar cuál marca de cazador adornaba los árboles del fondo. Hacerlo solo no era tan malo, sin embargo, ahora tenía a Jaebum para que explorara conmigo.
Me apresuré a mi auto y tomé la pistola de mi guantera. Jaebum me miró mientras caminaba, luego se estiró detrás de su espalda y sacó su propia pistola.
—Estamos armados hasta los dientes. No creo que los jabalíes vayan a conseguir algo de nosotros.
Puse una pierna sobre mi cuatrimoto.
—No son los jabalíes los que me preocupan.
Se acercó y elevó mi barbilla.
—Estás a salvo conmigo. Nada te sucederá en mi turno.
Inclinándose, me besó con una dulzura que me infundió delicioso calor.
—¿Es una versión más suave de "Cortaré a una Perra"? —Sonreí contra sus labios.
—Lo haré mucho peor si alguien te pone un dedo encima.
Reclamó mi boca de nuevo, más urgente esta vez. Habían pasado cinco días desde que huí de él. Habíamos pasado horas acostados en la cama, con un montón de comidas cocinadas juntos, y nuestras noches de sueño. Después de eso, había tenido un par más de días de risa con Jinyoung, los dos hombres jugando uno con otro y divirtiéndome sin fin. Una vez Jaebum marcó su territorio a través de sexo fuerte y áspero en el sofá de la sala, Jinyoung no intentó más acercamientos.