Naruto: El Resurgir del Samurái

Capítulo 9: El Kazekage

La violencia no se limitó a la muralla y la calle principal. Desde los despejados cielos nocturnos Deidara inició un bombardeo indiscriminado sobre toda la aldea, soltando esferas de arcilla explosiva que causaban estrepito y conmoción en distintas zonas del poblado. Pronto se vio forzado a esquivar ataques cuando el Kazekage lo confrontó en el aire.

Las torres defensivas se unieron a los esfuerzos bajo el mando de Baki. Las balistas dispararon enormes flechas cargadas con papel bomba. La mayoría fallaban, pero detonaban cerca de Deidara logrando desestabilizar su vuelo y nublar su vista a causa del humo.

—Que molestos resultaron ser estos tontos —Decía el Akatsuki concentrado en evitar los disparos y los ataques de Gaara al mismo tiempo.

Metió sus manos en las bolsas que llevaba a cada lado de su cintura. Se aproximó a las torres a gran velocidad para escapar a los ataques de artillería y arrojó sobre ellos pequeñas esferas de arcilla.

Los artilleros soltaron pronto sus grandes balistas para alejarse de esas pequeñas esferas blanquecinas. Las bolas se abrieron tomando forma de arañas y luego buscaron acercarse a sus victimar para estallar posteriormente.

Baki fue testigo de las detonaciones y como las torres caían una tras otra desde la cima.

—¿Qué diablos fue eso? —Alegó sorprendido—. ¡¿Qué alguien me diga que carajos fue eso?!

Ninguno de sus subordinados cercanos pudo responder a sus cuestionamientos.

—¡Vuelvan a las armas! ¡Derriben a ese maldito! ¡Y quiero que localicen a Temari y a Kankuro, los necesitamos aquí!

—Capitán Baki, me informan un equipo de ninjas rescató a la señorita Temari, fue encontrada cerca de la muralla, está inconsciente y malherida; la están llevando a la enfermería —Comunicó uno de sus subalternos mediante un comunicador en su oído.

—¿Qué? ¿Temari está herida?, ¿es grave? —Discutió sorprendido y preocupado por la que alguna vez fue su alumna—. ¿Qué hay de Kankuro?

—No tengo información sobre él, capitán, pero todo su escuadrón está incomunicado —Respondió temeroso el joven soldado.

—¡Maldita sea! Manda a un equipo de rescate, deben encontrarlo, y si aún puede luchar que venga aquí —Ordenó frustrado mientras volvía la mirada a los cielos.

La batalla entre Deidara y Gaara en los cielos se prolongaba más y más, tornándose en una persecución desesperada.

Deidara se elevó tanto como pudo en el cielo, perdiéndose de la vista del Kazekage. Gaara miraba expectante, esperando el movimiento del Akatsuki, evitando seguirlo y así limitar las posibilidades de una trampa. Dos objetos se vieron caer a gran velocidad, uno era una esfera bastante grande de arcilla, el otro era el ave con Deidara sobre ella. Gaara arrojó su brazo de arena sobre el ave ignorando la otra esfera que impactó en el suelo. Con su brazo de arena atrapó al ave y a Deidara cubriéndolos.

—Se acabó tu juego, ¡jutsu Especial-Ataúd de Arena!

Apretó su puño y a su vez la arena aplastó a Deidara y al ave.

Deidara estaba en el suelo, emergiendo sano y salvo de la esfera de arcilla, únicamente limpiándose la tierra de la túnica. La sonrisa en su semblante avisaba de un sentimiento de victoria. Tomó un poco más de arcilla creando una gran cantidad de aves pequeñas que volaron raudas con dirección al Kazekace. El pelirrojo pudo verlas llegar y usó su arena para cubrirse rápidamente creando una esfera que lo envolvió. Las aves chocaron comenzando a estallar.

—Eso no funcionará, cuando Gaara se encierra en esa esfera de arena es inmune a cualquier ataque —Dijo Baki confiado de las habilidades de su discípulo.