Ninjas y samurái se confrontaron en ese solitario pasillo del hospital. El veterano argumentó que no estaba dispuesto a pelear, lo único que pedía era que se le permitiera irse de inmediato.
Deberíamos avisar de su intento de escape, no debemos fiarnos de él, Naruto —Sugirió la Sakura en voz baja a su compañero.
—No hay tiempo para eso, Sakura —Respondió el rubio—. Dudo que sea tan fuerte como para vencernos a los dos.
—Este sujeto venció a un Akatsuki, Naruto. ¿Crees que estamos a su nivel? —Razonó Sakura.
—No estamos seguros de eso. Recuerda que su chakra es de bajo nivel, ¿qué tan fuerte puede ser este sujeto?
El samurái analizaba sus posibilidades, y como todo guerrero versado en las artes de combate no daba por hecho la debilidad de sus adversarios por simple hecho de ser jóvenes.
Naruto atacó arrojando un par de kunais los cuales fueron cortados en dos por la espada de Jubei con un simple y sencillo movimiento de desenvaine. Luego activó un par de clones de sombra para atacar cuerpo a cuerpo. Los clones acortaron la distancia de inmediato. Sus movimientos eran fuertes y rápidos, además de sincronizarse a la perfección, pero esa superioridad numérica menguaba ante los dotes marciales del adversario que adivinaba y contrarrestaba cada golpe y patada; fulminando a ambas copias con un tajo sorprendente. El verdadero Naruto saltó a través del humo dejado por los clones y conectó un fuerte puñetazo en el rostro del veterano. Jubei retrocedió por el golpe sintiendo el sabor de la sangre invadir su boca.
Con ese impacto Naruto animó a su compañera para unirse al ataque. La pelirosa no había actuado, ni siquiera se había movido, ella intuía que Jubei se contenía. Aun así, no podía dejar solo a su compañero.
Jubei escupió una buena cantidad de sangre. Volvió la mirada al frente presto a luchar de verdad. Vio a Sakura acercarse anunciando claramente un puñetazo con la diestra. Creyó que bastaba con oponer su fuerza para bloquear el ataque y así lo hizo. La fuerza de la kunoichi terminaría por causar serios daños en la mano y brazo del samurái que no fue capaz de proveer tal potencia. Retrocedió aun más invadido por un terrible dolor, propio de huesos rotos.
—¡Ríndete ya! ¡No tienes escapatoria y estas incapacitado! —Ordenó Sakura colocándose frente a él con su puño listo para otro golpe.
—¡Sí que eres fuerte, niña! Me destrozaste la mano con un solo golpe —Comentó gruñendo y apretando los dientes para contener el dolor—. ¡Oye! ¡No quiero lastimarte, sé que tú fuiste quien me salvó!
—¿Qué? —Preguntó ella sin entender.
—Sé que fuiste tú quien me salvó después de luchar contra el sujeto de madera. Estaría muerto de no ser por tu ayuda. Sí, ese cabello, esos ojos y ese pecho plano. Me recuerdas un poco a mi alumna.
—¿Qué diablos te pasa, pervertido! —Alegó Naruto.
Jubei se levantó como si nada, aunque su mano izquierda estaba inutilizada de momento.
—Los siento niños, pero no puedo dejar que me capturen, si me obligan a hacerlo tendré que matarlos.
El puño del rubio impactó con fuerza en el rostro del samurái tomándolo por sorpresa, pero esta vez el hombre se mantuvo firme a pesar del impacto.
—Se los advertí. Giho-Aisu: Muro de lanzas —Enunció mientras un hilo de sangre escurría por la comisura de su labio.
No necesitó empuñar su arma o algún gesto especifico, bastó un firme pisotón en el suelo para activar esa habilidad. Delante de él emergieron lanzas de hielo. Sakura tomó a Naruto jalándolo con fuerza para salvarlo de un posible empalamiento. Bajó la guaria y Jubei lo aprovechó. Atravesó sus propias lanzas y se acercó a la chica dándole un puñetazo con su única mano disponible, aunque ella se cubrió la fuerza de Jubei la arrojó por el suelo. Naruto usó sus clones de sombra y atacó una vez más. Esta vez Jubei no se andaría con tonterías; usó su espada y destazó a los clones.
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Naruto: El Resurgir del Samurái
AzioneEl mundo ninja, un vasto y hermoso lugar en el que conviven países, aldeas y culturas diferentes. Como han gozado estos últimos tiempos de paz desde la última guerra. Durante este periodo de paz las aldeas ninjas han crecido enormemente incluso han...