Capítulo 20: Una mujer llamada Yugito

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La paz y la tranquilidad son instancias que anteceden a la tormenta; es por eso que es el tiempo ideal para prepararse. En las inmediaciones del a Aldea de la Hoja la calma era interrumpida por constantes detonaciones e impactos que ahuyentaron a toda la fauna silvestre desde las primeras horas del día

—¡Rasengan!

Se escuchaba gritar a Naruto, luego un gran estruendo y un nuevo agujero se sembraba en la tierra, seguido de una nube de humo. Un nivel de destrucción considerable, pero insuficiente para los ojos del causante de tal alboroto. Juntó sus dedos una vez más para crear un grupo de varios clones detrás de él. Los clones se abalanzaron sobre él para atacarlo cuerpo a cuerpo obligándolo a usar solo lo mejor de tu taijutsu.

Al amparo del anonimato que ofrecen las sombras de los árboles y su denso follaje, Sakura se pregunta por qué su compañero se ve obsesiona por obtener más poder. En el fondo de su corazón teme que pueda seguir el camino de Sasuke si no logra su objetivo.

—Hola, Sakura —Llamó alguien detrás de ella.

—Maestro Jiraiya —Respondió la kunoichi—. Buen día. ¿Qué hace por aquí?

—Estaba a punto de preguntarte lo mismo. No te había visto ni a ti ni a Naruto en todo el día, pensé que estarían entrenando juntos —Comentó el peliblanco acercándose para observar mejor a su discípulo que seguía enfrascado en su combate contra los clones.

—Esa era mi intensión. Cuando fui al apartamento de Naruto me di cuenta de que ya se había ido. Lleva todo el día entrenando sin detenerse. Me preocupa.

—¿Te preocupa? ¿Porque?

—A Naruto le ocurre algo; y no sé qué es. Desde que regresó, o quizás antes, ha estado actuando muy raro. Primero comentó algo acerca de unas pesadillas sobre un ojo que lo observaba a él y al Kyubi, luego parecía haberse olvidado de eso y ahora está encaprichado con ser más fuerte. Algo le ocurre y no quiere decirlo.

—No me comentó algo acerca de pesadillas —Murmuró el maestro—. ¿Crees que se está obsesionando?

—No me gusta pensarlo, porque...bueno, así es como comenzó Sasuke —Dijo en voz baja—. Siento que está siguiendo ese camino y podría...

—No pienses en eso —Refutó Jiraiya interrumpiéndola—. Naruto no se dejará llevar por el mal camino. Debe estar molesto consigo mismo al no poder ayudar al Kazekage, o quizá le molesta saber que los Akatsuki están en busca de los jinchurikis.

—Eso tampoco es bueno. Tarde o temprano vendrán por él. No sé si estaremos listos para cuando eso ocurra. Cuatro de ellos atacaron la Aldea de la Arena y la destrozaron.

—Bueno, no es por presumir, pero nosotros somos mucho más fuertes que la Aldea de la Arena —Rio Jiraiya, quizás solo para que la joven calmara sus temores—. Los Akatsuki no se atreverán a venir hasta aquí tan fácil; saben lo difícil que será para ellos infiltrarse en nuestra aldea. Tengo entendido que uno de ellos fue derrotado por ese extraño al que capturaron, ese sujeto que apenas y tenía chakra.

—Ahora que lo menciona, no solo debemos preocuparnos por los Akatsuki, también están esos raros samuráis. Aun cuando ese hombre no tenía casi nada de chakra y estaba agotado pudo hacernos frente a mí y a Naruto logrando escapar, y luego se enfrentó a Neji y su equipo. De haberse encontrado sano no imagino que tan poderosos seria.

—Sakura, te daré un consejo —Llamó el sabio maestro, quien notaba las preocupaciones que la aquejaban—. Aun eres joven como para preocuparte por todo lo que ocurre en el mundo, y pareces olvidar lo fuerte que eres. La situación, a veces, suele verse más difícil de lo que realmente es. No importa cuán formidable o numeroso sea nuestro enemigo no olvides que formas parte de una gran aldea, hogar de ninjas excepcionales entre los cuales estás tú. Si los Akatsuki o los samuráis piensan que somos débiles pueden venir cuando quieran; se llevarán una gran sorpresa —Finalizó sus palabras con una confiada sonrisa rebosante de seguridad.

Naruto: El Resurgir del SamuráiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora