Capítulo 37: Cazando a un ronin

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El día en Konoha transcurría apaciblemente, ignorando lo que en otros lugares ocurría, y casi llega a su ocaso El sol amenaza con esconderse en el horizonte en pocos minutos. No es mentira afirmar que los civiles desconocen los horrores del poder samurái que se arraiga y extiende cual hierba mala por el mundo ninja. Preservar la calma, tranquilidad y control sobre las personas comunes es primordial para las autoridades de la aldea, por ello todos los ninjas tienen prohibido divulgar información acerca de la amenaza extranjera. No obstante, la información es como el agua; siempre encuentra la manera de seguir su cauce y los rumores se escuchan en silencio por los rincones de la aldea.

Como cada día, la dama al mando de la aldea, por obligación, realiza las tediosas tareas administrativas que tanto aborrece. Es pues que estaba en su escritorio leyendo y firmando pergamino tras pergamino en quietud somnolienta. Quietud que se vió interrumpida por el ingreso de su asistente.

—Mi lady —Llamó la pelinegra con respeto acercándose al escritorio para saludar con una reverencia.

—¿Qué ocurre, Shizune? —Respondió la rubia de ojos castaños con una pereza reflejada en sus palabras.

—Es algo importante, eso creo —Avisó para llamar la atención de su maestra, objetivo que logró—. El señor Jiraiya envió este pergamino temprano por la mañana, tenía una etiqueta de urgente —Sacó de sus mangas un pergamino envuelto en una cinta roja—. Aun no le he abierto, me pareció muy extraño que él enviara un pergamino no suele reportarse de esta manera.

—Estoy de acuerdo contigo, si envió esto debe ser importante —Afirmó la hokage extrañada pero invadida por una gran curiosidad.

Tomó pues el dichoso manuscrito para abrirlo y desplegarlo:

"Tsunade, debo reportar un hallazgo muy singular del que fui testigo esta mañana, calculo que será casi de noche cuando recibas esto.

Deambulando por las aldeas del oeste llegué a un pequeño pueblo de viajeros, nada fuera de lo normal, hasta que me topé cara a cara con un samurái. Lo sé, es sorprendente, pero antes que te alteres debo agregar que este sujeto es por mucho extraño; en nada se parece a lo que hemos escuchado de ellos. Afirma ser un ronin, o algo así, dice que es un hombre libre y que no le interesa la guerra. Es muy confuso y difícil de explicar. Esperaba que pudieras venir aquí y ayudarme. Este sujeto nos puede servir estoy seguro que sabe mucho de sus colegas"

—No lo puedo creer, un samurái aquí en el País del Fuego. Deben estar preparándose para atacarnos mi lady —La joven asistente no pudo evitar mostrar su nerviosismo y temor—. Debemos...

—Shizune —Interrumpió Tsunade tratando de no sonar tan autoritaria, pues reconoció el temor en su alumna—. Tranquila. Por lo que entendí ese samurái no es como los demás, algo que me cuesta creer. Jiraiya anotó el nombre de la aldea en la que se encuentra así que mañana por la mañana partiremos hacia ese lugar.

La mirada de la Hokage se desvió hacia su ventanal, sus ojos miraban el alce de la luna en el cielo, pero su mente divagaba entre sus pensamientos.

—¿Pasa algo, mi lady?

—No lo sé. Hay algo que me estaba perturbando estos días, Shizune. Sentía que algo malo estaba pasando, sin embargo, lo que Jiraiya me escribió dividió mis pensamientos en dos: Por un lado, me hace sentir un poco más tranquila como si por fin tuviéramos un plan o algo que nos ayude a afrontar a este enemigo, pero por otro lado siento que ese sujeto, ese ronin, samurái o lo que sea, podría ser un problema.

—No debería pensar en eso hasta que no sepamos bien que ocurre con ese sujeto. Por cierto, ¿Cómo justificará su salida de la aldea ante el consejo? ¿Les dirá qué iremos a investigar a un samurái?

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⏰ Última actualización: Mar 18 ⏰

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Naruto: El Resurgir del SamuráiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora