Capítulo 7: Planes en la oscuridad

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Mas pronto que tarde se logró acordar una reunión entre los dos lideres militares de la Aldea de la Arena y la Aldea de la Hoja con el objetivo de compartir información, planificar estrategias y establecer nuevos acuerdos de apoyo en contra de los invasores del norte. Para esta empresa, la Hokage organizó una escolta eligiendo a los equipos 7 y 9, pues en ellos depositaba mayor confianza.

Partieron de la Aldea de la Hoja con los primeros rayos del sol, había notable premura en su viaje.

—¿Estás bien, Naruto? —Preguntó la joven de rosados cabellos rompiendo el silencio que había perdurado varías horas ya. Ella y su compañero avanzaban en la retaguardia de la comitiva.

—Sí, claro, ¿por qué no habría de estarlo?

—Pues no lo pareces. ¿Qué ocurre? —Insistió ella.

—Es sobre mis pesadillas —Suspiró revelando su aflicción.

—¿Volviste a tener otra pesadilla con esa cosa? —Preguntó Sakura bajando la voz para no llamar la atención de los otros ninjas.

—Si, otra vez. Fue ayer en la noche —Agachó la mirada.

La preocupación que le causaban esas pesadillas era opacada por la vergüenza que le generaba contarlo a alguien más, aunque fuese a su mejor amiga.

—¿Qué soñaste? —Indagó Kakashi interviniendo de repente para sorpresa de ambos jóvenes.

Mayor fue la sensación de vergüenza para el chico de cabellos rubios al inmiscuir a su capitán. Suspiró un poco para hacer memoria y luego procedió a relatar su pesadilla .

La noche anterior todos los miembros de la escolta de Tsunade, y ella misma, descansaban después de un largo día de caminata. Las habilidades del misteriosos capitán Yamato fueron de gran utilidad a la hora de crear una cabaña de madera de la nada.

El sueño de Naruto se vio interrumpido por un sonido extraño. Se levantó mirando en todas direcciones y lo primero que vio fue la puerta de la cabaña abierta. Se asomó al exterior creyendo que, quizás, alguno de sus compañeros estaba fuera. No avistó a nadie, solo sintió una brisa fría que sopló en ese momento. Su cuerpo tiritó por el frío así que cerró la puerta y se dispuso a retornar a su bolsa de dormir.

En el momento que tornó la espalda a la puerta una presencia le erizó la piel. Giró a gran velocidad atacando un par de kunais voladores. Lo que estaba allí era, una vez más, ese ente negro con un gran ojo en la cabeza a quien los kunais atravesaron como si un humo oscuro lo compusiera.

Esta vez no se acobardó. Se posó firme y encaró a al extraño ser.

—Otra vez tú, monstruo —Le espetó apretando los dientes con enfado.

El ente permaneció de pie, sin mover ni hacer el menor ruido.

—¡Ya me cansé de ti, imbécil! ¡Esta vez serás tú que el que grite!

Atacó ferozmente lanzando golpes y patadas, pero era como luchar contra el humo. Activó su jutsu de clones de sombra para aumentar el número y la cadencia de ataques físicos sin lograr resultado diferente aun atacando en otras partes de su cuerpo. Cuando Naruto bajó la guardia para pensar en algo diferente, el ente se abalanzó tomándolo por el cuello con fuerza. Su mano se había hecho tangible, no obstante, el resto de su cuerpo seguía siendo humo, lo cual descubrió Naruto al tratar de zafarse de su agarre.

—¿Quién eres? ¿Qué eres? —Preguntaba el ente con una voz susurrante y grave como para ser de un humano—. ¿Qué hay dentro de ti?

El ninja no entendía de qué hablaba esa criatura, no comprendía a qué se refería con: "dentro de ti". El aire comenzaba a faltarle. Antes que se desmayará el Kyubi apareció detrás de ellos.

Naruto: El Resurgir del SamuráiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora