Capítulo 25: Ninjas y samurais

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Mientras los jóvenes samuráis y ninjas se relajaban en los baños otros miembros de sus grupos preferían disfrutar de su momento de relajación en el restaurante de la posada. En ese lugar que los jonin de la hoja: Kakashi y Gai, se encontraban comiendo y bebiendo. Para el ninja de la máscara resultaba entre aburrido y molesto escuchar una y otra vez los relatos de la Bestia Azul. Su mirada se despegó de la comida para plantarse en cierta persona que estaba al fondo de la habitación.

En dicha zona estaba el mismo Demonio de Hielo, Gadi Enoshima, otro miembro del equipo samurái. Aunque no se le ve mal acompañado pues comparte el momento con dos bellas mujeres ataviadas con kimonos sugerentes. Se sientan a los lados del samurái mientras se ríe y las abraza de forma atrevida.

—Ese idiota no dejaba de retarme una y otra vez diciendo lo mismo: "Estás loco, es momento que alguien te de tu merecido" —Relataba Gadi acerca de una pelea que tuvo ya hace varios años con otro samurái.

—Cielos, ¿y no te asustaste? —Cuestionó una de las mujeres de forma coqueta mientras acariciaba el pecho del samurái.

—¿Miedo? Esa palabra no existe en mi vocabulario. Yo jamás escaparé a un reto. Me lancé sobre ese imbécil. No tuve que hacer uso siquiera de mi espada: era un debilucho —Respondió mientras reía y daba un gran trago a su copa—. ¡Maldición, esto sí que está bueno! ¡Oye, amigo, trae otra botella! —Llamó al mesero.

—Qué suerte tiene ese sujeto: son un par de chicas muy lindas —Pensó Kakashi al verlo.

—Menudo grosero, ¿no crees? —Intervino Gai cambiando de tema. También era testigo de los deslices de ese desconocido. A diferencia de Kakashi, a él no parecía agradarle tal escena—. Es un irrespetuoso. No me agrada ver esa clase de escenas en un lugar público.

—Parece que a ellas no les molesta. Míralas: se ven muy animadas —En el fondo Kakashi quisiera ser ese sujeto en ese momento.

—Sí, lo que digas —Trató de no darle más importancia y continuó comiendo.

—¡Maldita sea! ¡¿Dónde está mi botella?! —Exclamó Gadi ante la tardanza de la mesera.

Tan rápido como pudo la chica que estaba a cargo de entregar la comida y la bebida se acercó con la botella que el samurái exigía.

—¿Que tenemos aquí? —Sonrió mirándola de pies a cabeza.

La chica se intimidó ante la perversa mirada del hombre. Era una chica de muy buen ver, joven y pulcra, de hermoso vestir, aunque posiblemente demasiado joven.

—¿Qué edad tienes, lindura? —Preguntó ignorando a las dos mujeres que tenía con él.

—D-dieciocho, señor —Respondió titubeando.

Rápidamente se levantó encarándola. Él samurái le sacaba bastante en altura.

—Me gustan las jovencitas como tú. Qué tal si te quedas conmigo y me haces compañía también.

—No, no puedo hacer eso —Negó asustada.

—Oye, déjala en paz, ella aún es muy joven —Alegó una de las mujeres que estaban con él.

—¿Acaso no tienes suficiente con nosotras? —Cuestionó la otra de brazos cruzados.

—Créanme, ustedes no son suficiente para mí. Los hombres como yo necesitamos muchas mujeres para saciarnos, ¿sabes? Y tú me gustas mucho. No aceptaré un no por respuesta.

—¡Déjala en paz! —Exclamó Gai levantándose de su mesa.

Todos volvieron a verlo sorprendidos por la repentina interrupción.

Naruto: El Resurgir del SamuráiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora