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Carlos se encontraba leyendo un libro e Isabel se encontraba a un lado de él leyendo una revista de moda, mirando el panorama completo, no sabía cómo había terminado con la prima de su mejor amiga, Euge. Las vueltas que daba la vida, pensó. Todo mundo apostaba todo a que él y Eugenia serían la verdadera pareja, pero dio un giro interesante, sonrió para si mismo y se acercó a darle un beso en los labios. Al final todo había resultado bien para los dos, después de aquel día que Eugenia había salido corriendo, cuando la fue a buscar a su casa Isa estaba en casa y fue como se conocieron, y entablaron una amistad que después escaló, Eugenia se había ido a Mónaco a estudiar y seguían siendo los mejores amigos de siempre.

Habían pasado ya 5 años de su relación con Isa y realmente ninguno tenía prisa por dar el siguiente paso, en especial él.
Sabía que Eugenia había conocido a alguien y que se lo presentaría muy pronto, aunque le aseguro que ya lo conocía.

Estaba feliz por ella, la vida le supo sonreír de muchas maneras y le alegraba que en el amor también, aunque algo le hacia cosquillas por el simple hecho de pensar que pudiese ser reemplazado.

—¿En qué piensas?–Lo sacó de sus pensamientos Isa.

—En que tenemos cena en la noche con Eugenia y su pareja. Verás a quien nos presenta, seguramente se animó a decirle que sí a Franco.

Isabel rió y le dió un codazo.

—No seas malo.

—Bueno, pero ve alistándote. No quiero que se me haga tarde para ver tremendo cuadro.

Carlos se paró terminada la oración para poder ir pensando también en que pudiese decirle a Eugenia cuando la viera, tenía un año y medio o quizá más que no la veía en persona, se había enfocado demasiado en su carrera y ella también y no habían tenido tiempo para verse ni en vacaciones.

Estaba nervioso, sabía que le reprocharía quizá el que no haya sido tan atentó este último año pero sabía que era el bien de los dos, su trabajo estaba dando frutos, cuando le comentó que sería piloto de Ferrari, sabían que había valido la pena tanto sacrificio y esfuerzo.

Sin darse cuenta la hora había llegado.
—Isa— gritó —¿Estás lista?.
Al no conseguir respuesta, volvió a gritar.
—¡Ven!–gritó Isabel desde el cuarto
—¿Qué pasa? ¿Por que no estás vestida?
—Me siento muy mal, me acaba de venir la regla, será mejor que vayas tú. Como sea les hace falta para que se pongan al corriente.—sonrío débilmente Isa.

Ilusamente Isa había mandado a Carlos solo, a afrontar sentimientos encontrados al ver a Eugenia con otra persona que no fuese el.

Quiero robarme a la novia  | Carlos Sainz Donde viven las historias. Descúbrelo ahora