20.

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Nota: Ahora empezará lo angustiante, vengan y súbanse a esta montaña rusa de emociones que he preparado. (Bastante mala quizá, pero eeeh, soy escritora novata).

Capítulo 20.

—Isa, qué gusto verte– saludó Eugenia a su prima mientras la abrazaba. Estaban llegando al Gran Premio, que se encontraba en su máxima capacidad. Un evento popular, al parecer.

—¡A ti! Tenía rato sin verte, por Dios, creo que hasta te veo una cana— sonrió ligeramente Isa, tomándole un poco del cabello ligeramente ondulado de Eugenia.
Eugenia tomó la mano de Isa para alejarla de su cabello, no quería sentirse más incómoda de lo que ya se sentía.

—Vamos a tomar asiento.

Las dos empezaron a caminar para dirigirse a los lugares desde donde verían la carrera.

Charles las vió pasar y decidió acercarse a Eugenia para saludarla y pedirle un beso de buena suerte, la verdad es que sabía que seguro se sentía incómoda con Isa, y quería salvarla de aquello aunque sea unos momentos. Pero muy dentro de él, sabía que eso era obra de ella, se había ganado ese sentimiento por haber traicionado a su prima. Alejó esos pensamientos antes de acercarse por atrás y taparle los ojos.

—¿Quién soy?–preguntó Charles con un acento inconfundible.

—¿Robert Pattinson?— preguntó entusiasmada Eugenia, a lo que Charles resopló y rodó los ojos.

—Perfecto, alguien más de quien me tengo que cuidar–soltó al aire Charles. Eugenia se quedó perpleja al escuchar las palabras que salieron de la boca de Charles, pero decidió no darle más atención de lo que merecían. Así era él, realmente a veces no pensaba las cosas dos veces antes de decirlas.

—Buena suerte, mon amour–dijo Eugenia dándole un suave beso en los labios enrollando sus brazos en su cuello.

—¡Muero de ternura! Son unos panquecitos–dijo Isa mientras veía la escena, y llevaba sus manos juntas para hacer una señal en forma de corazón.

—Isa– saludó cortamente Charles dando un asentimiento con la cabeza. Era lo máximo que le podría dar. La verdad no era muy cercano a su prima, y tampoco intentaba serlo.

—Uhh, creo que ahora es mi turno de desearle buena suerte a mi prometido–dijo Isabel sonriente mientras buscaba con sus ojos a Carlos, mientras seguía buscándolo la cara de Eugenia se desfiguró completamente intentando comprender si había escuchado correctamente las palabras de Isabel.
¿Prometido?

Charles pareció notar el cambio en su cara porque la soltó del agarre donde la tenía para mirarla duramente y con los ojos oscurecidos.

—Felicidades, Isa.— empezó Charles —Estoy seguro que serán muy felices.

Parecía hasta burla en los oídos de Eugenia, pero por más que intentaba articular alguna palabra, alguna frase, nada salía. Charles se separó de Eugenia para susurrarle en el oído un "te veo después de la carrera" .

Mientras se quedaba en silencio, Isabel tomó la iniciativa.

—Realmente todavía no es mi prometido— empezó a decir Isa preocupada, pues no había pensado que al decir eso, Carlos se daría cuenta que descubrió el anillo.

—¿No?—preguntó en un hilo de voz, y con el corazón lleno de esperanza. ¿Por qué? Si ella misma lo había rechazado, pero quizá solamente le dolía que no había pasado ni una semana y ya había decidido que entonces se casaría con alguien más. Pero no era solamente "alguien más", era su novia. De 5 años. Y ella era la alguien más, la intrusa de la relación.

—Encontré el anillo en un cajón. Pero sólo es cuestión de tiempo para que lo sea.— contó esperanzada y los ojos llenos de luz.

El anillo en un cajón.

El anillo en un cajón.

¿Todo este tiempo tenia a caso Carlos un plan B donde si ella decía que no correría al registro civil a casarse con Isabel?

Eugenia asintió y la felicitó por lo bajo.
Carlos venía acercándose hacia ellas cuando Eugenia atrapó los ojos de él, quería salir corriendo, y de alguna manera sus piernas no respondían a los comandos de su mente. Carlos se veía como siempre, como un sueño, como un personaje principal de una película, en la cual vivía un feliz para siempre con la otra protagonista. Y en este caso ella era la antagonista. Eugenia miró a Isabel y a Carlos por última vez antes de salir caminando rápidamente hacia el baño.

Respiro varias veces hasta que logró calmarse.

Tenía un prometido al cual ir a apoyar, la mejor cara que poner, y una boda que planear. Y sobre todo, un par (o muchos) sentimientos que ocultar y eliminar.

El Gran Premio había terminado, y con Charles y Carlos ganando puntos se encontraba satisfecha.

Siempre iba a querer lo mejor para ambos.

Carlos se encontraba hablando con Lando después de la carrera para darse el "buena carrera" y hablar de otras cosas, entre ellas, un anillo.

—¿Y?— preguntó con entusiasmo Lando —¿Que ha pasado? ¿Le has dado el anillo?

—¡Que va, Lando! He tenido que regresar esa cosa horrorosa. Le daré el que había comprado inicialmente, cuando el momento sea correcto.— aseguró Carlos con una sonrisa

—No puedo creer que me hayas propuesto matrimonio, le quite el honor a todas las chicas— dijo orgullosamente Lando.

—Era simplemente un ensayo—gruñó.— Aparte, tengo que seguir con mis labores de padrino encomendadas.— sonrió exageradamente.

—¿Cómo cuáles? ¿Seguirte follando a la novia?

Carlos se lanzó sobre Lando para poner sus manos en su boca y después lanzar un gran "SHHHH"

Quiero robarme a la novia  | Carlos Sainz Donde viven las historias. Descúbrelo ahora