13.

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—¿Y entonces?

Eugenia volteó a ver a su prometido para poder entender la pregunta.

—¿Entonces qué?

—¿Cuándo pondremos la fecha? ¿cuándo lo haremos público? Pareciera que quisieras mantenerlo en secreto—reprochó Charles

—No es nada de eso, solo estoy esperando a que acabe la temporada de carreras.

—Tú sabes que eso no parará, hasta que tengamos el break de verano, simplemente hay que ponernos de acuerdo para tener todo con tiempo.

Eugenia rodó los ojos, sabía que Charles estaba haciendo berrinche en vano, no quería pensar todavía en la boda porque no era prioridad para ninguno de los dos en ese momento.

—Está bien. Pon tú la fecha entonces, tú eres el que estás ocupado, y si quieres organízala tú también–

Charles suspiró y se acercó a Eugenia para abrazarla pero ella se resistía para al final ceder al abrazo.

—Perdóname—pidió Charles mientras besaba la cabeza de Euge. —No te quería presionar, son nervios solamente y felicidad de que seas mi esposa también.

Eugenia sonrió y le dió un beso corto en los labios

—Mañana hay que tomarnos el día para hablar exclusivamente sobre la boda, ¿qué dices?–preguntó Eugenia abrazando fuertemente a su futuro esposo

Charles sonrió y asintió mientras profundizaba el beso.

—Te amo–dijo Charles con una sonrisa, que hizo que Eugenia se sintiera completamente culpable.

(2)

—Y así fue todo, señora Ana– finalizó de contar la historia Carlos a la madre de Eugenia, quería contarle con detalles lo que sentía por su hija para tener la aprobación de ella para poder seguir con el plan

—Carlos...–susurró la señora. —Siempre pensamos que se iban a casar, pero si de verdad la amas, no deberías interferir ahora

—Es que si no es ahora, la perderé para siempre

—No puedes perder a alguien que nunca tuviste–comentó con una sonrisa triste.

Suspiró algo agotado entendiendo las palabras de la madre de Eugenia, ella no quería que interfiriera, pero sabía que tenía que hacerle caso a su corazón y no a la razón en ese momento.

—Lo intentaré de aquí a Diciembre, si no puedo lograrlo, la dejaré en paz y dejaré que sea feliz con quien ella decida que sea correcto

—Gracias por amar siempre a mi hija, solo Dios sabe cuánto te ama ella a ti también...

Carlos sonrió y después la abrazó

—Si de verdad piensas que tienes una oportunidad con ella, y ya viendo que tienes el anillo, deberías ir apartando La Plaza en Nueva York, ya sabes que es su sueño–sugirió Ana.

Carlos sintió que le regresó la esperanza y también que la suerte se estaba poniendo de su lado, tendría todo listo para ella, ella sólo tendría que decir que sí.

Quiero robarme a la novia  | Carlos Sainz Donde viven las historias. Descúbrelo ahora