19: "So it begins"

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Isa había llegado al día siguiente cuando la cruda de Carlos estaba en su máximo punto, estaba emocionada por el Gran Premio y por apoyar a Carlos.

—Hola bebé— saludó Isa dándole un beso en los labios, entrando por la gran puerta de la casa de los papás de Carlos. Las maletas que traía aún fuera de la casa.

—Isa, es muy temprano todavía, necesito dormir— dijo Carlos rascándose la parte trasera de su cabeza, la cual se encontraba retumbando de dolor.

Isa rió.

—Sube mis maletas a tu cuarto.

Carlos asintió y empezó a meter las maletas pesadas para después perderse por las escaleras. Isabel suspiró. No había sido la mejor bienvenida, pero tampoco le importaba mucho. Sabía que dormir era algo sagrado para Carlos, y juzgando por su estado, y su hedor, podía percibir que ayer se había pasado de tragos, y quizá si necesitaba esa siesta después de todo.

Al subir las escaleras para llegar al cuarto de Carlos, este último ya se encontraba tirado en la cama roncando. Después de no haberlo visto por varias semanas estaba decidida a convencerlo de que era hora de empezar a habitar su casa en Italia.
Después de todo, para eso era.

Empezó a sacar las cosas de su maleta para acomodarlas en alguno de los cajones de su novio. Al abrir el primer cajón estaba vacío y quedó complacida de que al menos había hecho espacio para ella, al abrir el segundo cajón notó que toda su ropa estaba desordenada y decidió que la debía acomodar para también hacer más espacio para ella. Pero al sacar toda la ropa del cajón, se encontró con una caja cuadrada de terciopelo.

Isa se llevó sus manos a la boca sorprendida con los ojos abiertos.

Con una mano un poco tembladora abrió la caja para descubrir un anillo en su interior.

Un anillo de compromiso.

Era un corte tipo esmeralda, con un diamante de muy buen tamaño. Era perfecto.

Sus ojos se aguaron y no lo podía creer.
Quizá por eso había estado tan raro últimamente.
Cerró la caja rápidamente y volteó a ver a Carlos quien seguía durmiendo.

No quería decirle que había descubierto el anillo, porque no quería arruinar la sorpresa. Pero ahora que sabía que le propondría matrimonio, no podía dejar de sonreír. Tenía que gritarlo a los cuatro vientos, carajo quería despertarlo y obligarlo en ese momento a qué se lo propusiera.

Pero dejaría que Carlos llevara a cabo cual sea el plan que tenia en mente para la propuesta.

Pero lo que no sabía era que ese anillo no había sido comprado para ella, ni pensado en ella.

Y tampoco sabía, que desde ese momento todo iría cuesta abajo.

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Quiero robarme a la novia  | Carlos Sainz Donde viven las historias. Descúbrelo ahora