12.

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—¿Y entonces en qué has avanzado?—preguntó el compañero de escudería de Carlos.

—No mucho, pero tengo una idea

Lando sonrió y tomó asiento más cerca de él

—¿En qué estabas pensando?–preguntó con entusiasmo. —Sabes que me lo tienes que contar todo

—Primero hablaré con su mamá, quiero hacer unas cuantas cosas antes de poner en marcha todo este plan—contó con una sonrisa ladina. Había prisa pero no tanta, no tenían fecha y no lo habían anunciado a nadie todavía.

—¿Y qué harás con Isa?

Por un momento Carlos se había olvidado de ese pequeño detalle, también tendría que hablar con ella en algún momento, cuando estuviera todo más certero.

—Hablaré con ella pronto–soltó en un suspiro.—¿Por que no me acompañas al rato al centro comercial? Tengo que buscar un regalo para mi hermana.

—¿Y me la vas a presentar?—preguntó con una sonrisa

Carlos se acercó para darle un pequeño golpe en la cabeza e irse corriendo gritando "Aléjate Lando" en acento español.

(2)

—¿Y que clase de regalo estabas pensando?—preguntaba Landó mientras caminaban por los pasillos de la inmensa plaza.

—No sé, algo que grite que soy el mejor hermano del mundo.

Carlos volteó a su izquierda para verificar las tiendas y encontró algo que llamó su atención en una joyería desde lejos.

—Ven–tomó la mano de Lando para que se acercara con él para ver la joyería a través del vidrio de la tienda.

—Ese– señaló Carlos un anillo de diamante en corte rectangular, con un brillo que podría dejar ciego a cualquiera que se acercara a verlo, Lando torció un poco la boca.

—¿Ese? Parece anillo de compromiso–dijo con un tono de reproche.

Carlos sonrió para sí mismo y algo dentro de él se emocionó, sabía que quedaría perfecto con las manos delicadas de Eugenia, con sus dedos largos y delgados.

—Ese es el anillo perfecto para Eugenia, ese es el anillo que le daré.—

—¿!DE COMPROMISO!?—gritó Lando un poco más de lo debido.—Todavía no tienes a la novia y ya quieres el anillo, Dios...

Carlos le pegó en el brazo y se adentró a la tienda a preguntar por el anillo.

—¿Y qué harás con el?

—Esposar a la novia obviamente—sonrió Carlos pensando en sus adentros que simplemente sabía que ese anillo gritaba Eugenia. Y no podía evitar en pensar que quizá algún día serían Carlos y Eugenia o Eugenia y Carlos el solo pensar en eso le ponía la piel de gallina.

Quiero robarme a la novia  | Carlos Sainz Donde viven las historias. Descúbrelo ahora