18.

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Habían pasado 2 días desde la pequeña (o grande) confesión de Carlos, y Eugenia había decidido por la noche que no era lo correcto pasar los días en esa casa, había sacado sus maletas para instalarse en un hotel. No había querido molestar a sus papás llegando sin anunciar, y francamente no tenía ganas de ver a nadie más tampoco, no tenía tiempo de explicar, necesitaba tiempo para pensar. Pero no había nada que pensar, lo que tenía que hacer era volver a meter sus sentimientos en una caja mental y cerrarla para siempre y seguir con su vida, aunque se engañaría a sí misma, quizá nunca pueda escapar realmente de sus sentimientos. Había sido un error, todo había sido un error, venir a los Gran Premios, reencontrarse con su mejor amigo, pensar que todo volvería a la normalidad, que no sentiría nada.

Necesitaba estar con Charles en este momento, decidió mandarle mensaje una vez más para pedirle, casi suplicarle, que viniera antes de tiempo a España para estar con él, prometiéndole días veraniegos y días de convivencia familiar con sus futuros suegros.

Su celular empezó a timbrar, leyendo que era su prometido decidió contestar, intentando poner su mejor voz que no demostrara las horas que había pasado llorando.

—Hola amore-habló primero Charles. Su voz inundó los oídos de Eugenia y por un momento la calmó.

—¡Hola! Te extraño mucho

—Yo también, pero te tengo una sorpresa–habló Charles con una voz un poco apresurada. —¿Recuerdas hace unos días que te dije que estaba ocupado y que no podía hablar por teléfono?

Eugenia fingió pensar, pero realmente no lo recordaba, era lo último que recordaría de hace dos días después de todo lo que había pasado.

—Sí...– respondió dudosamente

— Supongo que tu sorpresa ya llegó— dijo Charles, seguido por unos golpes en la puerta de su habitación, Eugenia corrió hacia la puerta para abrirla para encontrar a su prometido colgando el celular. No lo podía creer, había llegado, sí que era una sorpresa.
Lo abrazó fuertemente para llenarlo de besos por toda la cara para finalmente depositar un castúo besos en sus labios.

—¡Te amo!- exclamó Eugenia, agradecida de que tendría algo más en que pensar.

Charles había decidido llegar antes, aunque quisiera disfrazarlo como una sorpresa inocente a su prometida, él sabía que había intenciones egoístas disfrazadas, no quería ni pensar ni imaginar si había estado con Carlos o si lo iba a estar, así que había decidido llegar antes para evitar cualquier encuentro si es que pensaban en tener uno.

—Que buen recibimiento-sonrió Charles besándola una vez más, aunque esta vez con un poco más de fuerza.

—Supongo que tenía más ganas de verte de lo que imaginaba.

Eugenia sonrió y lo invitó a pasar. Una pequeña maleta arrastraba Charles a comparación de la que ella había llevado, no acostumbraba a viajar ligeramente porque simplemente se le hacía imposible la idea de solo llevar lo necesario. Aunque realmente, todo lo que llevaba, era necesario a su punto de vista.

—¿Qué has hecho en mi ausencia?— preguntó un poco sospechoso, pero Eugenia no alcanzó a notar esto.

—Agh, ya sabes, nada. Vi a Carlos un día para encomendarla unas tareas como padrino.–mintió piadosamente, era verdad que solo lo había visto un día, pero no tenía porque saber que había pasado realmente.

Charles la miró por el rabillo del ojo buscando algún indicio de nerviosismo o algo que la delatara, pero Eugenia se veía tranquila, incluso hasta con ojos brillantes. De pensar que él había logrado que se emocionara, su corazón lograba sobre saltarse un poco.

—Supongo que podríamos hablar de la boda después, en este momento, tengo otros planes en mente–soltó Charles con una sonrisa pícara mientras se acercaba más a ella para darle un beso.

Profundizándolo un poco más, Eugenia suspiró mientras lo abrazaba más hacia su cuerpo. Pero de pronto la culpabilidad la alcanzó. ¿Cómo planeaba hacer esto después de saber los sentimientos de Carlos? Pero luego pensó, que no debía porque pensar en el, si realmente su prometido es Charles.

Y en algún lugar de España, se encontraba Carlos Sainz perdido en un bar con su mejor amigo Lando, aunque un diferente mejor amigo, porque con este mejor amigo, no quería casarse, no quería besarlo y no quería tener una vida junto a él. Y así decidió que Eugenia no era su mejor amiga, realmente nunca lo había sido. Y en palabras de Lando, todavía no era muy tarde para demostrárselo.

—Déjame te digo, que creo que Eugenia está llegando a su punto de quiebre, y solo necesitas orillarla más— habló Lando arrastrando un poco las palabras gracias al efecto del alcohol.

—¿Estás diciendo que la aviente de un barranco? ¡Se podría matar! — hablo horrorizado Carlos casi gritando por la sugerencia de Lando — A menos de que nos pongamos ambos un paracaídas.

—Eres un idiota o te han dado alcohol adulterado— finalizó Lando la conversación mientras negaba suavemente con la cabeza.
Carlos estaba épicamente ebrio, y Lando también. Y querían sacar provecho de esta situación tan abrumadora, aunque divertida.
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Nota: ujuuju perdonen pero estos últimos meses había carecido de inspiración, pero después de reencontrarme con el amor a mi ship favorito (Dramione) jajaa volví a encontrar la inspiración necesaria... cuéntenme cuál es su ship favorito y qué opinan de la historia hasta el momento :)

Quiero robarme a la novia  | Carlos Sainz Donde viven las historias. Descúbrelo ahora