14.

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Eugenia y Charles se encontraban repasando detalles principales sobre la boda, mientras que ambos buscaban algo diferente trataban de encontrar algo en común para poder cumplir el sueño de ambos.


—Lista de invitados—sugirió Charles, a su parecer era lo primero que tendrían que ver para poder decidir el tamaño de la boda y del lugar que elegirían y todo lo que conllevaba  —Familia y amigos cercanos solamente


—¿Entonces quieres una boda pequeña?—preguntó Eugenia sabiendo ya la respuesta por adelantado, aunque era una buena idea, su sueño siempre se había basado en tener una boda de ensueño, boda del año y que fuera casi de revista.


—Pensé que estábamos de a cuerdo en eso, boda a puerta cerrada. No toleraría ni siquiera que en un gran día como ese quieran buscar o señalar errores los medios o demás personas.

Eugenia trato de sonreír para enmascarar la decepción que sentía, su prometido tenía razón, algo pequeño siempre era mejor, habría tiempo para estar con todos los invitados y solamente estarían los que verdaderamente importaban, pero el simple hecho de pensar en renunciar  a lo que siempre había soñado hacía que el estómago le diera un pequeño vuelco. Quería darle gusto a Charles, y pensaba que en el proceso se perdería.


—Esta bien, haz tu lista de invitados y yo haré la mía, después descartaremos.

Charles se acercó a besarle la punta de la nariz, quizá estaba tan envuelto en otras cosas que no se daba cuenta que su prometida no estaba siendo completamente honesta sobre lo que quería, o quizá simplemente lo pasaba por alto, porque si ella decidió tener a Carlos participando en la boda sin el tener alguna voz o voto en la decisión, quería que sintiera lo que el había sentido, era cruel, pero era una balance.


—Otra cosa importante- empezó a hablar Charles mientras se paraba del sofá para acomodarse su sudadera. —¿Nos casaremos por la iglesia? No soy muy creyente y lo sabes


Eugenia abrió los ojos sorprendida, ¿quería casarse por la iglesia? Claro que sí, no había ni que cuestionarlo, su abuela lloraría hasta morir si no lo hacia, y para ser sincera, empezaba a creer que ella también.

—Vamos por todo, o es nada, dirían por ahí—agregó tratando de disfrazar la pequeña amenaza con un ligero humor o broma, que esperaba que lo tomara así.

Charles sonrió lanzándole un beso.


(2)


Carlos se encontraba tirado en su cama esperando una hora decente para poder marcarle a Eugenia, ¿debía realmente hacerlo? No lo sabía, o fingía indecisión cuando sabía que la respuesta era que sí. Sin seguir preguntandoselo más y evitarse la pena de los pensamientos intrusivos que últimamente parecían atomentarle más que de costumbre, cada que volteaba la cara a su almohada, oía como le susurraba su mente "estás haciendo las cosas mal" y evidentemente así era, pero su corazón parecía regocijarse de alegría cada que ignoraba a su mente, y siendo sinceros, le llenaba más tener a su corazón feliz.

Decidió marcar su número de una vez por todas, y concretar un pequeño encuentro.

Mientras marcaba y escuchaba el agudo pitido de espera sentía como cada vez se hacía mas lejano y pareciera que el celular se reía de el también por la esperanza de una respuesta.


—¿Bueno?—contestaron del otro lado, y el corazón de Carlos pareciera que volvió a aprender a palpitar porque bombeaba a todo lo que daba, inclusive creía que podría morir ahí mismo escuchando la voz de Eugenia del otro lado. No sabía por qué últimamente se sentía así, o quizá si sabía, todos esos años de reprimir sus sentimientos hacia ella lo acechaban haciendo que se desbordara.


—Hola Gigi—soltó en un suspiro. —Quería saber si estabas libre esta semana para poder vernos, salir a comer o no sé

Se escucho una pequeña risita de parte de ella.

—Claro, solo dime el día. Si no estás ocupado, mañana mismo puedo

¿Mañana? Era muy pronto, sentía que se tenía que preparar mentalmente un poco más de tiempo


—Perfecto, nos ponemos de acuerdo por mensaje. No hagas planes

Eugenia lo despidió y colgaron. Y el silencio acompañaba nuevamente a Carlos.

Había concretado una cita el fin de semana con una organizadora de eventos que podía asegurarle una fecha para La Plaza, porque al parecer estaba tan solicitado que no tenían fechas por los próximos 4 años, entonces el fin volaría hasta Nueva York, y solamente podía pensar en las tontas y pobres excusas que podría darle a Isabel, y se sentía culpable nuevamente.




Quiero robarme a la novia  | Carlos Sainz Donde viven las historias. Descúbrelo ahora