Ya era por la tarde. Estaba en casa. Exactamente, en mi cuarto, haciendo nada, que sinceramente, era lo que mejor sabía hacer. Bueno, no, miento. Estaba pensando. Eso sí que se me daba bien. Casi tanto como darle mil vueltas a las cosas, y terminar ahogada en mi mente. Y estaba pensando en aquella mañana. En Ian y en Harry. Los dos me habían besado, así, de golpe. Desde entonces, no había vuelto a ver a ninguno por el instituto. Y analizando profundamente, el beso de Ian había estado bien. Me había dejado algo impactada, más bien bastante. Pero la gota que colmó el vaso fue Harry. Ambos me molestaron, pero Harry más. Y no tenía la respuesta de por qué. Aunque por otro lado, oh dios, sus labios eran el cielo. Esa manera de moverlos lentamente, de que nuestras bocas encajaran a la perfección. Era como si al tener algún contacto con Harry, nada más importara. Y no me gustaba que pasara eso. Eramos de mundos completamente distintos. No me podría traer nada bueno, ni yo a él. Pero por otra parte, los polos opuestos se atraen, o eso dicen. Pero, dios mío, ¡por qué me preocupaba por eso! ¡Ni que estuviera interesado en mí! Te ha besado, idiota; dijo mi mente. Sacudí mi cabeza. Definitivamente, no iba a seguir pensando. Seguramente, ocurriría algún cortocircuito en mi cabeza y bueno, no quiero que me explote.
Me levanté de la cama, en la cual estaba tumbada y me puse de pie. Salí de mi habitación y bajé a la cocina, a sinceramente, no sé a qué. Me desesperaba no saber qué hacer. Para mi sorpresa, Ian y mi hermano estaban allí juntos. ¿Por qué Ian estaba a todas horas en mi casa? Qué pesado. Cuando entré, ambos me miraron.
-Eh, mejor me voy- dije.
No iba a estar ahí con Ian. Después de lo que había pasado, sería demasiado incómodo. Y creo que iba a guardar algo de distancia con él.
-Quédate, no molestas- me dijo Finn, sin alzar la vista.
-Eso Hay, quédate- insistió Ian, mirándome coqueto.
-Dios mío- negué con la cabeza. No me gustaba un pelo su actitud.
-¿Qué pasa?- dijo sin cambiar la expresión.
-¿Que qué pasa? ¿Qué te pasa a ti?- dije empezando a cabrearme.
Si me veía como un fácil trozo de carne, estaba muy equivocado. Creo que si buscaba eso, Hazel lo haría bien.
-Relájate, guapa.
-Será gilipollas- dije para mí misma, mientras me iba de allí.
Justo cuando iba a alzar un pie para empezar a subir las escaleras, algo me impidió hacerlo. Gritos en la cocina.
-¡Lo has hecho, ¿verdad?!- dijo la voz de Finn.
-Joder Finn, tranquilízate- dijo Ian- tengo que disimular.
-¿Ah sí? Voy a empezar yo a disimular, ya veras que bien te lo pasas.
-No saques las cosas de quicio.
-No estoy sacando nada de ningún sitio- ironizó mi hermano.
-Venga ya, si fuiste tú quien lo propusiste- dijo Ian.
-Sí, y luego te dije que era una estupidez.
Continué subiendo las escaleras. ¿Qué tramaban esos dos? Sabía que eso de ser amigos no les iba a ir bien. Y sinceramente no me gustaba que Ian fuese amigo de mi hermano. Ni mío tampoco, así que debería alejarme de él.
Cuando entré a mi cuarto, vi el reloj que adornaba la pared y pensé que si debía estar lista para las ocho, como no empezara ya no me iba a dar tiempo, y por lo tanto, me empecé a preparar. Comencé yendo al baño para ducharme, donde traté de ser breve para no empezar a comerme la cabeza, que si Harry, que si Ian, que si bla, bla, bla. Salí de ésta y volví a mi habitación, para vestirme. Opté por una camisa de gasa algo ancha, unos pantalones negros y en los pies, unos zapatos de tacón con plataforma, del mismo color crema que la camisa. Por mí iría en chándal, pero Chelsea dijo que era una fiesta, por lo tanto, me arreglé. Terminé volviendo al baño donde me maquillé, no mucho, e hice suaves ondas en mi pelo.
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Remember «h.s»
FanfictionToda historia consta de una introducción, un nudo y un desenlace. Pero, ¿qué pasa si se caen las hojas del principio? ¿Cómo sigue adelante? ¿Cuál es el final? Mi nombre es Hailey y mi pasado, mi introducción, está destruido. Pero quizá alguien tenga...