30 «

129 15 7
                                    

Los rayos del sol se colaron por las rendijas de las ventanas y chocando directamente con mis ojos. Mierda. Los abrí y me incorporé en la cama para después mirar la hora. Me sorprendió bastante que fuese casi medio día, ya que yo era de madrugar y la noche anterior no me había levantado tan tarde.

Me levanté y fui directa a vestirme. Me decanté por una sudadera color burdeos y jeans vaqueros con las rodillas rasgadas. Me quedé descalza, ya que me pasaría la tarde en casa. O eso creía.

Bajé a la planta baja, en busca de algo de comer, pero desgraciadamente me encontré con mi madre en la cocina.

-Hombre, buenos días- me dijo mientras dejaba de cocinar.

La ignoré completamente. Seguía enfadada con ella.

-Creo que tenemos que hablar- continuó hablando mi madre.

-No hay nada que hablar.

-Sí que lo hay.

Abrí la nevera y comencé a hablar, mientras rebuscaba algo para comer.

-Le pusiste los cuernos a papá, a saber con quién, posiblemente con Bob el bobalicón que no sé qué pinta en nuestra casa; te pidió el divorcio y te demandó por infidelidad; para colmo, no te da la gana que pueda contactar con él; y de todo esto me he enterado por mi cuenta, porque eres una egoísta y no quieres ayudarme a superar la amnesia y contarme mi pasado, porque... Pues no sé por qué, pero tampoco me interesa demasiado en estos momentos, porque no me lo vas a decir y no voy a conseguir nada. ¿Eso es lo que hay que hablar? No, gracias- dije enfadada, con una pizca de sarcasmo.

Seguidamente cerré la nevera después de coger un plato con sobras del día anterior.

-¿Bob el bobalicón? ¿En serio?- dijo mi hermano aguantándose la risa, que se unió a nosotras.

-¿Tú no estabas en el hospital con Ian?- pregunté.

-Sí, ahora vuelvo otra vez. He venido a ducharme y a dormir un poco- dijo tranquilo, cosa que me sorprendió.

-Finn, déjanos hablar a solas- dijo mi madre.

-Vale.

Mi hermano salió de la cocina.

-Hailey, si lo dices así...- dijo mi madre, notándose su falta de argumentos.

-Déjalo mamá, no va a cambiar nada- dije mientras empezaba a comer.

-¿Me puedes dejar explicarte?- dijo ella. Yo, me encogí de hombros, sin levantar la mirada del plato- bien, tu padre y yo no estábamos pasando por un buen momento. Primero, él se refugió en su trabajo, pero luego no pasaba tiempo en casa. Había... muchos secretos.

-¿Qué secretos?- dije manteniendo mi compostura.

-Sería peligroso que lo supieras, Hailey.

-Entonces no hay más que hablar. Lo siento. Me voy- me levanté de la silla en la cual estaba sentada y salí de la cocina para ir a mi cuarto, no muy segura porque no tenía idea de qué podría hacer ahora.

Me encontré con mi hermano por el pasillo.

-¿Te vas ya?- dije, al ver iba con el abrigo puesto.

-Sí.

-¿Quieres que vaya contigo?

-No hace falta.

Observé cómo Finn desaparecía por la puerta principal. Yo continué mi camino hasta mi habitación.

Cuando llegué, me tumbé en la cama. Al principio no estaba nerviosa, pero no sabía qué hacer. ¿Secretos? ¿Qué secretos podría tener mi padre? No entendía nada y estaba empezando a alterarme. Comencé a darle vueltas a todo. Tenía amnesia y no sabía nada de mi vida anterior. Había empezado una nueva vida yo sola. Sin la ayuda de nadie, aunque eso tampoco lo pedía. Lo único que quería eran los recuerdos de alguien.

Remember «h.s»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora