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-¿Qué?- dije algo impactada. No entendía absolutamente nada.

-¡Lo que oyes, me cago en la puta!- dijo Harry dándose la vuelta y empezando a caminar desesperado.

-¿Puedes dejar de cagarte en la puta y ser algo más concreto?

Harry resopló y me miró.

-Tengo un esguince en el tobillo- dijo algo más tranquilo.

-Sigues sin ser claro- dije cruzándome de brazos- ¿te vas a quedar en la calle porque tienes un esguince? ¿Qué pasa, no puedes entrar a tu casa con un esguince? Porque escaleras no tienes.

-Eres idiota.

-Pues explícate.

-Hailey, vivo del boxeo, y no puedo boxear con un esguince- dijo mientras se sentaba en un banco del recinto del hospital.

-Oh...- dije. Ya lo entendía todo- y... ¿no puedes pedirle ayuda a algún familiar o algo?

-Ya te sabes la historia de mi familia- dijo con desinterés.

Recordé cuando Harry me contó su situación: su padre murió en un accidente, su madre cambió mucho y su hermana estaba en el hospital por el trastorno bipolar. Y bueno, él se intentaba ganar la vida. La verdad es que debía ser muy, muy fuerte para continuar luchando en esas condiciones.

-Pero... ¿Tan grave es?- dije, refiriéndome al esguince.

-No. Es de grado uno. Puedo caminar, y se me pasará en una semana.

-Pues no pasa nada por estar una semana sin boxear, ¿no?

-Ese es el problema. La semana que viene tengo un combate donde o ganas, o ya puedes desaparecer de allí- dijo Harry apoyando sus codos en sus rodillas, mientras se reclinaba hacia adelante.

-¿Por qué?

-Es complicado, no preguntes.

Decidí no preguntar más, ya que no me apetecía discutir.

-¿Y puedo ayudarte en algo?

-A no ser que seas curandera, no- dijo serio. Se levantó- venga, te llevo a casa.

Comencé a caminar tras él. La verdad es que me sabía muy mal no poder hacer nada. Pero nadie tenía la culpa de que hubiese caído mal al saltar de la segunda planta del instituto en el incendio. Había sido un accidente.

Llegamos al coche de Harry y ambos nos subimos: él en el asiento el conductor y yo en el del copiloto. Arrancó y salió del recinto del hospital.

-¿Dónde has ido después del incendio?- pregunté.

-Eh, a casa.

-¿Para qué?- dije alzando una ceja.

-Pues... Pues no sé, no me iba a quedar allí.

-Te podrías haber esperado. Las ambulancias estaban llegando y te podrían haber atendido. Por lo del tobillo, digo.

-Eso no iba a cambiar nada.

-Ya, pero...

Harry encendió la radio, cosa que me interrumpió. Bonita forma de mandarme a callar. La canción que estaba sonando era The Wall, de Pink Floyd. No me la sabía muy bien, aunque la tarareaba en mi cabeza. Luego, ofendida por la interrupción de Harry, lo ignoré y apoyé la cabeza en la ventana.

Unos minutos después, sonó su teléfono.

-Cógelo- me dijo.

-Cógelo tú.

Remember «h.s»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora