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-¡Vamos Hailey, arriba!- gritó la voz mi madre.

Subió la persiana de la ventana haciendo que los rayos de sol chocaran con mi cara. Oh dios, qué cosa más molesta. Resoplé y para no empezar el día discutiendo, no me quejé.

Me levanté de la cama y fui al baño a ducharme. Me desnudé, dejando la ropa encima del lavabo y entré en la ducha. Abrí el grifo, y el agua caliente recorrió mi cuerpo. Cerré los ojos mientras me enjabonaba el pelo. No tardé más de diez minutos y salí de la ducha. Me sequé el pelo y volví a mi habitación para vestirme.

Bien, ahora descubriría el gusto que tenía para vestir. Abrí el armario y por lo que veía, no pintaba mal. Me decanté por unos jeans vaqueros, algo rotos por las rodillas y un jersey negro. Bajé a la cocina a desayunar, donde estaba Finn.

-Buenos días- le dije.

-Buenos días- me contestó.

El desayuno transcurrió en silencio, más que nada porque entró Bob el bobalicón. ¿Qué se creía? ¿Mi familia? En ningún momento lo había invitado a sentarse en la misma mesa que yo para desayunar.

Subí para lavarme los dientes y coger la mochila y bajé para irme al instituto.

-Finn, ¿vienes conmigo?- le pregunté a mi hermano, que estaba poniéndose el abrigo en la entrada.

-Claro- dijo sonriente.

Imité su gesto de ponerme el abrigo y salimos por la puerta.

-Bueno, ¿qué tal vas en el instituto?- le pregunté.

-Bien- dijo soso.

Seguimos caminando en silencio, notaba a Finn algo tenso.

-¿Cómo era antes del accidente?- le pregunté nerviosa.

-No sé. Es la primera vez que vamos juntos al instituto- dijo.

-¿Por qué?

No sabía si Finn iba a contestarme pero no lo hizo porque un chico que pasaba por su lado hizo un comentario, y no me gustó ni un pelo.

-Eh marica, no intentes engañarnos con que te hayas echado novia, todos sabemos que a ti te va que te den por atrás.

Abrí los ojos como platos y me quedé mirando al chaval que acababa de decir eso. Era pelirrojo con algunas pecas, pero yo misma se las arrancaría de un guantazo.

-¡Qué estás diciendo, imbécil! ¡Para empezar, soy su hermana, y vuelve a decir un comentario así y al que le van a dar por detrás es a ti!- le grité.

El niño me miró de arriba a abajo y se alejó de nosotros. Yo me paré en seco, y me puse enfrente de Finn.

-Dime qué pasa.

-Nada, olvídalo- dijo intentando evitarme.

-Finn dime qué te pasa, ya.

-Luego te lo cuento, tengo clase- y se alejó de mí sin decir nada más.

Me había dejado preocupada. Pero no podía encargarme de él ahora, tenía que ir al despacho del director. No tenía idea de para qué, pero mi madre me dijo que tenía que ir y bueno, no era buena idea llevarle la contraria a mi madre, y estaba ya harta de discutir. Ayer fue mi primer día y fue horrible. No se lo deseaba a nadie.

Caminé por los pasillos del instituto bajo la mirada de todos. Me sentía bastante intimidada. No conocía a nadie. Mantén la calma, todo volverá a la normalidad, me dije a mí misma. Pero es que era tan intimidante que todos te miraran, que todos hablaran de ti y tú no pudieras porque no los conocías. Caminé algo más rápido para salir de ese montón de gente.

Había algo de cola para entrar al despacho del director. Para mi sorpresa, Harry, el de ayer; el que me salvó de ser violada o quién sabe qué; el que al despedirnos, se salió de sí; aquel chico raro que daba algo de mal rollo, estaba sentado en un banco frente al despacho. Yo me senté también, aunque en la otra punta.

Me miró de reojo y cuando me vio, se puso bastante tenso. Empezó a respirar agitadamente. Yo lo miré preocupada y algo asustada.

-Ey, ¿estás bien?- le dije.

No me contestó, es más, cuando le hablé empezó a respirar peor. Me tranquilicé cuando sacó un inhalador del bolsillo de su abrigo y se lo puso en la boca. Al parecer tenía asma. Cuando se tranquilizó, se echó para atrás apoyando la cabeza en la pared y mirando hacia arriba.

-¿Harry Styles?- dijo una señora que salió del despacho. Harry se levantó y entró con el ceño fruncido.

No tardó más de cinco minutos en salir.

-¡No te lo repito más, jovencito!- oí decir al director cuando Harry salía, el cual cerró la puerta sin contestarle.

Me quedé mirando como desaparecía por el pasillo, no sin antes echar una mirada atrás que se dirigía a mí. ¿Por qué me miraba el tío este ahora? Estaba algo distraída hasta que la misma mujer que llamó a Harry, me llamó a mí.

-Hailey Geek- dijo. Yo me levanté y entré al despacho.

Dentro, no ocurrió nada interesante. El director me dijo que si recordaba cosas relacionadas con el instituto: materia, cosas estudiadas, y sí, sí las recordaba. Había olvidado mi vida, pero lo que había aprendido, no.

Salí de allí y fui a mi primera clase, Literatura. Y a la segunda, y tercera, etc. En esas horas, lo más interesante que había pasado era cómo me miraba la gente.

Cuando llegó la hora de la comida, fui a la cafetería, donde me serví yo misma y me senté sola en una mesa, ya que nadie daba señales de conocerme. Me crucé con Finn pero me evitó, así que ya hablaría con él en casa, este no era el lugar adecuado.

Estaba comiendo tranquilamente cuando tres chicas se sentaron en mi mesa así porque sí. Yo las miré extrañada. Iban todas muy maquilladas y arregladas.

-¡Hailey, cielo!- dijo una de ellas.

-Eh, hola- dije algo torpe con la boca llena.

-Sentimos tanto lo que te ha pasado, te hemos echado de menos.

-Perdonad, ¿quiénes sois?- dije extrañada.

-Ay es verdad, no te acuerdas. Somos Hazel, Stacy y Nelly. Antes del accidente éramos inseparables- dijo la que dijo que se llamaba Hazel.

-Ah bueno, pues... Encantada- dije nerviosa.

-¿Y qué tal eso de tener amnesia?- dijo la tal Nelly.

-Eh, bueno, no sé nada, básicamente eso- dije cortante.

-¿Entonces eres tonta?- dijo Stacy. Yo alcé una ceja.

-¿Perdón?

-Ignórala- dijo Hazel echando una especie de mirada asesina a Stacy- ¿quieres venir a una fiesta esta noche? Es en casa de Ian Hastings, estás invitada.

-Bueno- dije no muy convencida.

-Venga, nos vemos allí Hai- se despidió Hazel y se levantaron las tres para irse. ¿En serio estas tres eran mis amigas?

Terminé de comer y dejé la bandeja donde se dejaban las bandejas usadas. Con la mochila en un solo hombro colgado, caminé hacia la clase que me tocaba: Literatura. Miré el reloj de mi mano izquierda. ¡Mierda! ¡Llegaba tarde! Corrí por los pasillos, casi chocándome con todo el mundo, pero llegué sana y salva. Justo cuando veía la puerta de lejos, entró el profesor y la cerró. Toqué y me asomé.

-Se... ¿se puede?- dije nerviosa.

-Señorita Geek, busque en el diccionario lo que es la puntualidad y cópielo en su cuaderno cincuenta veces- dijo el profesor. Todo el mundo se rió. Y yo estaba empezando a ponerme nerviosa.

-Lo siento Mr. Brown.

-Siéntese en última fila, junto a Styles.

Miré al fondo, y fui hasta el único sitio vacío que quedaba. Saqué mis cosas y miré al lado, a ver a mi compañero de mesa, ya que evitaba mirarme.

En un descuido donde lo pillé mirándome lo vi. Vi sus ojos verde esmeralda, su mirada intimidante con su ceño fruncido. Era Harry.

Remember «h.s»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora