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Las palabras de Harry me sorprendieron. Esperaba que actuase de la misma forma estúpida que lo hacía siempre.

-Es... Es sobre mi hermano- logré decir. Harry no contestaba y al parecer tampoco se dignaba a hablar hasta que le contase qué me ocurría- está muy raro... Bueno, tampoco lo sé si ese comportamiento es raro en él porque no lo recuerdo- esto último lo hice de una manera más agresiva. Me daba tanta impotencia.

-Tienes que dejarlo en paz. Si necesita ayuda ya la pedirá.

Me sorprendieron sus palabras. ¿Estaba hablando en serio? Definitivamente seguía siendo el mismo estúpido de siempre.

-Pero... ¿qué? Mira, olvídalo, no tienes ni idea.

Decidí volver al instituto, pero de nuevo Harry no me dejó. Más bien, sus palabras no me dejaron.

-Hace un tiempo no te parecía tan mal- dijo más bien para él mismo.

Me paré en seco, sin ni siquiera mirarlo.

-Repite eso que acabas de decir- dije tensa.

-No creo que tenga importancia- dijo algo vacilante.

Ahora sí, me giré y me puse delante de él bruscamente.

-Tú sabes algo.

-Bueno, si no supiera nada sería gilipollas- dijo con media sonrisa dibujada en su rostro.

-Eres gilipollas de todas formas- dije con rabia- Harry no me niegues que sabes algo porque sé que lo sabes y...- me había liado con tanto saber.

-Deberías irte. Voy a sacar otro cigarro y me va a dar igual si te molesta.

-¡¿Pero qué te pasa?! ¡Eres un puto estúpido!- dije ante su arrogancia.

-Ya bueno, desde nunca me ha importado lo que piensen de mí y creo que tú tampoco serás un problema.

Resoplé desesperada. ¡Me sacaba tanto de quicio! ¡Era un arrogante, idiota, estúpido, imbécil, y una interminable lista! Le di un puñetazo en el pecho.

-Ey, tranquila pequeña Hulk- ¿ahora se estaba riendo de mí?

-Señorita Geek y Styles, acudan al despacho del director.

Harry y yo nos miramos sorprendidos por lo que acabábamos de escuchar por megafonía.

-Mierda- dije para mí misma.

Empecé a caminar hacia dónde nos dijeron, pero me paré al ver que Harry no venía.

-¿Te vas a quedar ahí todo el día o qué?- le dije.

-No voy a ir.

-Y qué quieres, ¿que vaya yo a dar la cara por ti?- ironicé.

-Estaría bien- vaciló.

-Oh no. Nos van a echar la bronca por tu culpa.

-Yo no te he obligado a quedarte, guapa.

-¿Hoy estás más imbécil de lo normal, no?

Se encogió de hombros. Lo agarré de un brazo de una manera algo brusca y fuimos al despacho del director. Estaba realmente cabreada. No había hecho nada malo. Todo esto era culpa de Harry.

Cuando llegamos, la secretaria del director nos mandó a entrar a su despacho y nos sentamos en dos sillas que había frente a él y su mesa.

-Bien, denme un buen motivo por el que estaban fuera del recinto en hora de clase- dijo echándose para atrás sobre su gran silla negra.

Remember «h.s»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora