La alarma de mi móvil sonó. Mierda.
La había puesto yo misma para irme antes de que mi madre se despertara y poder irme sin tener que verle la cara. No era lo que más me apetecía en esa situación. Me había perdido para siempre, aunque dudaba que le importase.
Apagué la alarma, me froté los ojos, resoplé y me levanté. Parecía que me había dormido hace cinco minutos, cuando habían pasado cinco horas. No había dormido mucho, aunque nunca lo había necesitado.
Hice la cama torpemente, aunque quedó aceptable y fui hacia el armario, para decidir qué ponerme. Opté por un jersey color negro con detalles en blanco, unos jeans vaqueros y mis Converse blancas. Cogí mi móvil y salí de mi habitación.
Después fui al baño para peinarme y lavarme los dientes, ya que me iría sin desayunar para no hacer ruido.
Finalmente, cogí mi teléfono y mi mochila, bajé a la planta baja y salí de casa, no antes de ponerme el abrigo. Hoy sería un día frío. O no.
Comencé a andar hacia el instituto, como de costumbre, con las manos en los bolsillos. Jugaba con el vaho que salía de mi boca a causa de las bajas temperaturas. Parecía idiota. Saqué los auriculares y me los coloqué, para después poner I'm in here de Sia y cantar mentalmente.
Minutos después, llegué al instituto, pero aún quedaban veinte minutos para que empezasen las clases, por lo que me senté en un banco a esperar, mientras leía un libro. Se titulaba Happiness. Lo encontré en una estantería de mi habitación, y tenía buena pinta. Así que me salté todo el prólogo y empecé a leerlo. Leía atenta. Lo poco que me dio tiempo a leer fue algo de la presentación de los personajes.
Cuando vi que la gente empezaba a llegar, iba a guardar el libro en la mochila con la intención de irme ya a clase, pero antes de eso algo me llamó la atención: un hombre vestido de negro, al cual no había visto en mi vida, entró en el instituto. Con el libro aún en la mano, me levanté con la intención de seguirlo por curiosidad. Así que con la mochila colgada al hombro empecé a caminar tras el susodicho, dejando algo de distancia entre nosotros. Subió a la primera planta. Pensé que iba al despacho del director. Quizá era el padre de algún alumno o algo.
-¡Hailey!- escuché a mi espalda.
Me di la vuelta para encontrarme a Chelsea, viniendo hacia mí.
-Ay hola, no grites.
-Es que estás empanada, llevo como dos minutos llamándote, ¿qué haces?
Miré hacia a un lado, comprobando si el hombre al que seguía continuaba allí. Pero no, había desaparecido.
-Nada interesante, ir a clase.
-¿Qué tienes?- preguntó mi amiga.
-Literatura con mi buen amigo el señor Brown- ironicé.
-Sí, tenéis una amistad envidiable- se rió Chelsea- por cierto, ¿qué te pasó ayer?
-Perdona Chelsea, prefiero no hablarlo aquí. Si te parece, te lo cuento a la hora de comer. Además, tú también tienes mucho que contarme- dije mientras movía las cejas.
La campana sonó, anunciando el comienzo de la primera clase de aquel viernes. Menos mal que ya se acabaría la semana, porque estaba dando para largo, aunque llevaba dos días sin ir.
-Vale, pues nos vemos luego- dijo Chelsea.
Me despedí de ella y fui hasta la segunda planta, donde me tocaba Literatura.
Cuando llegué, me senté en mi habitual sitio, al fondo de la clase. Saqué mis cosas y esperé a que empezase la clase.
Hubo un momento en el que vi a Harry en la puerta, dispuesto a entrar, pero se dio la vuelta y salió de nuevo, como si alguien lo hubiese llamado. Unos minutos después entró, y el señor Brown, también, tras él. El primero, se sentó a mi lado, que era su correspondiente sitio. El profesor, dejó su maletín en la mesa y comenzó con la explicación.
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Remember «h.s»
FanfictionToda historia consta de una introducción, un nudo y un desenlace. Pero, ¿qué pasa si se caen las hojas del principio? ¿Cómo sigue adelante? ¿Cuál es el final? Mi nombre es Hailey y mi pasado, mi introducción, está destruido. Pero quizá alguien tenga...