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La forma de mirarme de Harry me hizo obligarme a confiar en él. Creo que después de todo, de todo ese poco que llevaba a mi lado, haciéndome reír, enfadarme, llorar, merecía que le ayudase. Y es que realmente no tenía idea de lo que era el miedo antes de conocer a Harry. Y si lo transmitía él, cuando lo sintiese le daría otro significado a la palabra.

A parte, quería ver esa faceta de Harry. Quería ver su lado sensible, su lado que pedía ayuda. Y por mucho miedo que diese, estaba dispuesta a estar presente. Quería conocer hasta la más pequeña célula que lo formase. Estaba segura de que todo lo que tuviese que ver con Harry te daba adrenalina. Te daba emociones de las que desconocías su existencia. Y aunque digan que la curiosidad mató al gato, sería peor arrepentirte de no haber curioseado.

Me metí en el coche lo más rápido que pude y me eché el cinturón. Milésimas de segundos después, Harry pisó el acelerador tan a fondo que juraría que volábamos en el tiempo. Lo miré. Su respiración era agitada. Agarraba el volante con fuerza, con la mirada clavada en la carretera. Su expresión era más enfadada de lo que acostumbraba. El ceño fruncido, los dientes apretados. Aunque no diferenciaba bien si aquello era enfado o temor.

-¿Estás bien?- le pregunté, mirándolo.

-Cállate.

Eché la cabeza para atrás. No sabía cómo reaccionar a eso. Realmente no sabía el motivo de que se pusiese así.

-¿Me puedes decir dónde vamos?

-¡Hailey cierra la boca! ¡No quiero hablar!

-No me ordenes que me calle- dije seria.

Harry susurró algo que supuse que era para él mismo, pero no logré oírlo.

Respiré hondo y subí las piernas al asiento, para después abrazarme a mis rodillas. No sabía qué pasaba ni dónde íbamos. Confiaba en Harry, cosa que no debería por mi bien, pero no me importaba. Creo que nunca había tenido un vínculo así con una persona.

Después de minutos de gritos de desesperación en silencio por mi parte, Harry frenó en coche en seco. Estábamos en medio de la nada. El sol iluminaba la extensa carretera que atravesábamos y el campo que lo rodeada.

Él, se bajó del coche, y tras divisar el paisaje unos segundos, empezó a correr hacia un lado del terreno que rodeaba la carretera. Yo, asustada por lo que pudera hacer, me bajé también y lo seguí a un paso más tranquilo. Finalmente, vi que se agachó, ¿a coger flores?

-¿Esto es en serio?- le dije desde la orilla del asfalto.

No me contestó. Continuó cogiendo flores tan concentrado como si la vida le fuese en ello.

-¿Vienes tan alterado para coger flores? ¿Qué pasa, no te acordabas de una cita y llegas tarde?- como todo esto fuese por otra chica, os juro que lo mataba.

¡¿Quién demonios se paraba en medio de la nada a coger flores?! ¡La situación no tenía ni pies ni cabeza!

Harry seguía sin prestarme atención y yo cada vez me enfadaba más.

-Estás mal de la cabeza- dije, mientras me daba la vuelta para ir, no sé dónde. Y entonces, respondió.

-¡No tienes ni puta idea así que cállate de una maldita vez!

-¡Pues dime lo que pasa!- le respondí, tan enfadada como él.

-¡No puedo, me cago en la puta!

-¿No puedes o no quieres?- dije más calmada, observándolo con la mirada perdida.

-¡No me sale de los cojones!- cogió el ramo que había cogido y empezó a caminar hacia mí- ¡móntate en el coche y cállate de una puta vez!

-¡Deja de decirme lo que tengo que hacer!

Remember «h.s»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora