Capítulo 16

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Día 199 desde el comienzo del virus

Probablemente el miedo sea de las pocas cosas que los humanos compartamos. Cada persona tiene miedos a diferentes cosas pero al fin y acabo todos les tememos a la muerte ya sea indirectamente o no.

Pensaba que ya había dejado de ser el mismo adolescente que salió por primera vez a un mundo que dejo de ser como lo conocía. Ya había pasado por muchas cosas desde que salí, cosas por las cuales me hicieron madurar y a prepararme para las dificultades que tendría que pasar pero no fue así. Cada situación de peligro era como la primera vez, aterrado, nervioso y sin poder pensar claramente. Quería dejar de ser ese niño lleno de miedo y poder afrontar de una vez por todo el peligro sin ser salvado por nadie y convertirme en el protector de las personas que me importaban.

Por un momento pensé que íbamos a pasar esa noche sin ningún problema pero no paso mucho tiempo hasta que nos encontrábamos de nuevo en peligro. Esa cosa en las escaleras empezó a bajar despacio como si estuviera olfateando algo, me di cuenta que no había llegado ahí por casualidad, tal vez nos estuvo persiguiendo desde que salimos del edificio y espero a la oscuridad pura para cazarnos. Sabía que era cuestión de tiempo a que nos descubra y saque mi katana lo más silencioso que pude, y escuche que Eliz también saco un arma pero sabía que si usábamos armas de fuego íbamos a llamar a todos los infectados que estuvieran cerca por lo que tuve que detenerla susurrando.

– Nada de armas de fuego.

– Pero...

– Lo tenemos que matar lo más silenciosamente que podamos porque si este lugar se llena de infectados va a ser imposible escapar.

– Esta bien, pero... ¿Sabes usar esa cosa?

– No, pero he visto muchas películas y animes...

– No era tan difícil mentir y decir que eras un experto para darme esperanzas de que vamos a salir vivos de este lugar...

– No hay otra opción y nadie va a venir a rescatarnos. No puedo y no quiero quedarme sentado llorando por miedo, tengo que hacer esto.

– Sonaste muy genial...

– .... El problema más grande es la oscuridad, una vez que termine de bajar de las escaleras se va a meter en la oscuridad y lo vamos a perder de vista, tenemos que hacer algo para que pueda verlo.

– Creo que se me acaba de ocurrir algo...

Me impresiono bastante el hecho de cómo pudo pensar en un plan tan rápido en una situación así.

– ...

– Es muy arriesgado pero nuestra única opción es que yo los distraiga con las linternas para que tú te le puedas acercar y hacer un ataque sorpresa desde la oscuridad.

– ¿Estás loca? Apenas enciendas las linternas se va a lanzar sobre ti.

– Es nuestra única opción, si lo alumbro con las linternas vas a saber dónde está y podrás atacar mientras esa cosa este concentrada en mí.

– No... Si no logro alcanzarlo a tiempo te va a...

– Confió en ti... Sé que lo vas a lograr.

El plan en pocas palabras consistía en que Eliz era la carnada, no estaba para nada de acuerdo pero no me quedo de otra que aceptarlo porque ya no quedaba más tiempo para pensar en otro plan. Esa cosa ya había terminado de bajar las escaleras, unos pasos más y nos encontraría a los dos, era momento de actuar.

Eliz agarro las dos linternas, dio un suspiro y las encendió de golpe pero no había nada como si esa cosa se hubiera espumado, los dos nos quedamos desconcertados por la situación, ninguno tenía idea de lo que estaba sucediendo. Eliz desesperada comenzó a mover las linternas para intentar encontrar esa cosa aunque no logro encontrar nada. Por un instante pensé que tal vez se había ido sin notar nuestra presencia pero nuevamente ese pensamiento solo duro unos segundos porque empecé a notar que algo estaba cayendo sobre mi cabeza, una especie de líquido comenzó a caerme sobre toda la frente, cuando volteo la cabeza pude ver una figura aterradora. Inmediatamente me levante y salí corriendo hacia donde estaba Eliz, la cual aún no se había percatado de la situación así que le grite y fue ahí cuando giro las linternas hacia mí lo que provoco que me deslumbrada por la luz y tropiece con el bolso de las armas, culpa de la caída solté la katana y quede a mis pies, cuando quise volver a recogerla veo que esa cosa venia corriendo hacia mí, era tal cual como lo había descrito Eliz. Su gigante boca chorreaba sangre mientras se acercaba cada vez más hasta el punto que no me di tiempo de levantarme que logro agarrarme de la pierna herida, me agarro con tanta fuerza que pensé que me iba a cortar el pie, Eliz intento tomar mi mano pero esa cosa comenzó a arrastrarme hacia él, por suerte me acerco a la katana y pude recogerla y sin dudarlo le corte la mano que sostenía mi pie.

– Valió la pena arriesgar mi vida por ti, preciosura.

La pesadilla volvió a la oscuridad y volvimos a perderle el rastro pero cuando estoy levantándome del suelo y miro hacia donde estaba Eliz veo que esa cosa estaba detrás de ella, no tuve tiempo para gritarle que la agarro del cabello y empezó a arrastrarla, Eliz dejó caer la linternas y lo perdí en la oscuridad pero no podía permitir que ella muriera, no después de la promesa que le hice así que puse la katana en mi espalda, agarre una pistola del bolso y una linterna del suelo. Por suerte supe hacia donde ir por el camino de sangre que dejaba esa cosa después de haberle cortado la mano, corrí con todas mis fuerza hasta que pude alcanzarlos, por suerte la pesadilla no era tan rápido y mas que iba arrastrando a Eliz por lo que perdía velocidad. Apenas lo vi y no dude un segundo en disparar, le di en la espalda y logre que soltase a Eliz, cuando volteo a verme pego un grito y comenzó a correr hacia mi pero tire el arma y saque la katana a tiempo para cortarle la cabeza de una. No perdí tiempo y fui directo a Eliz para ver si se encontraba bien.

– Sabia que no me abandonarías...

– Te lo prometí. Voy a salvarte las veces que sea necesario.

– Nunca desconfié que fueras bueno con la katana jajajaja...

– Supongo que la adrenalina te hace hacer cosas imposibles jajajaja.

– ¿Tú estás bien? ¿Tu pierna?

– Me duele aun mas pero ahora no importa... El disparo ya habrá llamado la atención de todos los infectados de la zona, creo que va a ser mas seguro que sigamos por las vías del tren que salir ahí afuera de noche.

– Pero dejamos todas las armas detrás.

– Con una pistola y mi katana son mas que suficiente.

– Esta bien...

En ese momento empezamos a escuchar gritos que provenían desde la entrada, la única salida que teníamos era seguir nuestro camino por las vías del tren y salir en la siguiente parada. Comenzamos a caminar solo con una linterna la cual era nuestra única fuente de luz y sin saber cuanto tardaríamos en encontrar la siguiente salida. 

LA VIDA EN UN APOCALIPSISDonde viven las historias. Descúbrelo ahora