Capítulo 26

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Día 200 desde el comienzo del virus

La verdad es que no quería dejar solo a Maty, no me quería separar ni un segundo de su lado pero sabía que tenía que ir a buscar alguna medicación para su pierna antes de que empeorase aún más. La única manera de salir del tren era con el plan que había pensado Maty, después de eso me las iba a tener que arreglar yo sola. Antes de irme me acerque a Maty y lo abrace durante varios minutos, no podía dejar de pensar que quizás ese sería nuestro último abrazo y eso solo me generaba una ganas de llorar, seguir abrazándolo y decirle que todo está bien.

Cuando por fin tuve el valor de soltarlo, se levantó y comenzó a caminar hacia la cabina del tren, una vez que entro  ya no lo pude ver más. Pasaron unos segundos hasta que pude oír como golpeaba y gritaba para llamar la atención de los infectados y después de tan solo menos de 1 minuto, todos los infectados que estaban alrededor del vagón, empezaron a correr hacia la cabina dejándome la oportunidad de salir sin que me notasen. El plan de Maty había funcionado.

Más de una vez pensé en regresar pero sabía que eso no iba a ayudar en nada si no le llevaba alguna medicina para su pierna así que seguí caminando. No tenía idea de hacia dónde estaba yendo, solo seguí las vías del tren con las esperanzas de encontrar alguna estación y poder salir de ese lugar. Camine durante unas dos horas hasta que después de tanto esfuerzo pude ver algo de luz, no dude ni un segundo y corrí directo a ella y para mi suerte, no solo era una estación sino que también habían personas. Mi corazón se llenó de felicidad, en lo único que pensaba era en Maty y cómo podía regresar a por él con mucho más que medicina.

Cuando por fin esas personas me vieron lo primero que hicieron fue en apuntarme con sus armas, no los culpo ya que salí de la oscuridad y quizás me confundieron con un infectado pero una vez que hable y dije que necesitaba ayuda vinieron hacia mí y me inspeccionaron para ver si estaba infectada. Después de ver que no era un peligro, apareció un hombre que parecía ser el que daba las órdenes.

– Tuviste mucha suerte de haber llegado hasta aquí. Me llamo Robert... ¿Tu nombre?

– Elizabeth...

– Bien, Elizabeth ahora estas a salvo. Te puedes quedar en este lugar o te podemos dar algunos suministros si es que te quieres ir.

– No necesito nada de eso... Solo quiero que me ayuden a buscar a mi amigo.

– ¿Buscar a tu amigo?

– Sí. Él está ahora mismo en un tren rodeados de infectados, nos separamos porque su pierna está herida y se quedó encerrado en la cabina del tren.

Todos lo que estaban en el lugar se quedaron en silencio mirándome, pero una persona que no me miraba a mí, sino a la katana que me había dado Maty.

– Es algo muy peligroso...

– Les ruego que me ayuden... Por favor... No tengo nada con que pagarles pero se algo de medicina así que les puedo ser útil.

– No necesitas pagarnos, somos militares y es nuestra deber ayudarlos y protegerlos.

– ¿Entonces me van a ayudar?

– Como dije, es muy peligroso pero no imposible así que si, te vamos a ayudar.

– Gracias... Gracias de verdad.

Sin pensarlo, las lágrimas empezaron a caer por si solas.

Cuando terminamos de hablar me ofrecieron algo de comer y beber y me dijeron que descanse mientras ellos se preparaban. Mientras estaba esperando, pude oír como la chica que no había dejado de mirar la katana de Maty estaba hablando con Robert sobre que ella también quería ayudar.

– Apenas comenzaste a caminar ayer, tienes que seguir cuidándote unos días más.

– Ya me siento mucho mejor y puedo hacer esto... Además tengo que ir.

– No tienes ninguna obligación de ir.

– Hay algo que me dice que tengo que ir.

– No es una buena idea.

– Por más que me digas que no, voy a ir igual.

– Sabía que era imposible detenerte pero lo tenía que intentar.

– Entonces voy a ir a prepararme.

– Okay.

No pude entender el por qué quería ir a toda costa pero entre más ayuda mucho mejor.

Después de un buen rato ya habían terminado de preparar todo así que me dijeron que les indique el camino hacia el lugar donde se encontraba Maty. Ese fue el inicio de un evento que nunca me imaginé.

LA VIDA EN UN APOCALIPSISDonde viven las historias. Descúbrelo ahora