Capítulo 30

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Día 232 desde el comienzo del virus

Después de haber viajado durante días necesitábamos un descanso y por eso aceptamos en llevar a esa pareja, aunque por un momento se me cruzo por la cabeza todo lo que sucedió en New City con Sam y no estaba muy convencido de llevarlos pero sabía que para una mujer es muy importante el aseo personal y aunque solo fueron dos días de viaje, notaba en sus caras la incomodad. También acepte en llevarlos porque quise creer que aún había buenas personas en el mundo, recordé la primera vez que conocí a Eliz y como ella fue la que no me hizo perder la fe en las personas y todo por lo que pase anteriormente era solo producto de la mala suerte.

Sus nombres eran Richard y Olga, el supuesto pueblo del cual hablaban, quedaba a unos 60 Km de donde se les descompuso su auto. Según ellos era un pueblo que estaba alejado de la ruta y por ende, ningún infectado podía llegar a ese lugar.

– ¿Quieren decir que en todo este tiempo no han visto ningún infectado?

– Así es jovencito. Nos enteramos por medio de la radio todo lo que estaba sucediendo en el mundo y al ser un pueblo donde cultivamos nuestra comida y criamos animales, no hace falta que fuéramos a la ciudad.

–... ¿Y qué hacían en el medio de la ruta? ¿De dónde venían?

Alice me gano y ataco con esas preguntas.

– Si no necesitan ir a la ciudad, ¿qué hacían fuera de su pueblo?

–... Estábamos buscando un animal que desapareció.

– ¿Un animal? ¿Tan lejos?

– Sí... Uno de nuestros mejores caballos desapareció anoche y pensamos que quizás estaría por estos lados ya que son animales que les gusta correr libremente.

– ...

– Mi esposa dice la verdad, entiendan que para nosotros, los animales son nuestra supervivencia, además, ese caballo era hembra y estaba preñada, es de mucha importancia para todos los que viven en el pueblo, no solo nosotros salimos a buscarla.

– ...

– Lo siento por mi amiga, hemos viajado durante días y estamos bastante agobiados jajaja.

Aunque Eliz tenía razón, empecé a pensar que quizás había sido una mala idea el ayudarlos.

– No hay ningún problema, seguro que pasaron por muchas cosas, entendemos que duden de nosotros ya que somos dos extraños pero todos en el pueblo seguimos el camino de Dios, no tenemos ninguna intención malvada, así como ustedes nos están ayudando, nosotros queremos hacer lo mismo porque eso es lo que nos dice Dios.

– ¿Creen mucho en Dios?

– Todos en el pueblo creemos en él. Dios ha bendecido nuestro pueblo con una tierra fértil para la agricultura y ganadería, además de que nos mantiene a salvo de los demonios que salieron del infierno.

– Mi esposa y yo nos conocimos gracias a él. Dios es todo para nosotros.

– Mi madre me hacía ir a misa todos los domingos...

Por lo que había dicho Eliz, creció en un ambiente religioso y de ahí su personalidad angelical.

– Ella esta...

– Sí...

– Míralo por el lado bueno, ella ahora esta con Dios cuidándote.

– Supongo...

Continuamos el viaje mientras que Eliz y nuestros nuevos acompañantes se contaban sus vidas, Eliz parecía bastante feliz pero por otra parte, Alice y yo nos mantuvimos callados durante todo lo que quedaba de viaje hasta que por fin llegamos al pueblo.

Nunca antes había ido a un pueblo pero ese lugar era hermoso, rodeado de campos lleno de cultivos y animales, a los lejos se podía ver una especie de bosque. Era como algo sacado de un cuento infantil. En la entrada había un cartel el cual tenía escrito "El camino de Dios"

Mientras nos adentrábamos cada vez más, pude ver que sus habitantes parecían feliz, niños jugando, los adultos charlando entre ellos, otros trabajando y todos ellos con una sonrisa como si no estuviesen consciente de lo que pasa fuera de su pueblo o como si su pueblo fuera un mundo aparte. Hacía mucho que no veía un lugar con tanta felicidad.

– Bienvenidos a nuestro hogar...

– Es maravilloso...

Eliz dijo exactamente lo que yo pensaba. No podía creer lo que mis ojos estaban viendo, un lugar donde el desastre no pudo llegar, un lugar donde las personas podían ser felices.

– Aquí pueden estar a salvo y no tienen que preocuparse por nada porque Dios ha bendecido este lugar.

– Hace mucho tiempo que no veía tanta tranquilidad en un lugar...

Me encontraba tan desconcertado que no me había dado cuenta que empecé a pensar en voz alta.

– Esto es solo una parte, cuando lleguemos a nuestra casa y descansen, le diré a mi hija que los lleve a recorrer todo el pueblo y vean lo maravilloso que es.

– ¿Tienen una hija?

– Si, nuestra única hija, su nombre es Rose. Es tan hermosa como su madre.

– Claro...

No nos habían dicho nada de que tenían una hija pero no le di mucha importancia a eso.

– Bien, este es nuestro hogar. Pueden bajar lo que quieran y los llevare a su habitación para que descansen.

– Solo tenemos tres habitaciones y dos están en uso, espero que no les moleste compartir...

– No se preocupen, con una habitación nos alcanza. Gracias.

– Pero que buenos niños que son... Vengan, entremos.

La casa era muy diferente a las de las ciudades, principalmente del material del cual estaban hechas. Ya había vistos casas así pero solo en películas de Western, hechas de maderas y no muy grandes. Apenas entramos pude ver a una chica que nos estaba esperando, deduje que era su hija pero a mis ojos no lo parecía porque no tenía ningún parecido con su madre, ella era hermosa, unos ojos negros y cabello negro como la noche, piel blanca, una buena postura, nada que ver con su madre.

– Chicos, ella es mi hija Rose. Tiene 16 años. ¿No es tan hermosa como su madre?

– (¿Seguro que es su hija?) Si, es muy hermosa...

Otra vez hable sin pensar y cuando voltee para evitar la mirada de esa chica, me encontré con unas miradas mucho peor.

– Me llamo Maty, es un placer... Ellas son mis amigas, Alice y Eliz.

– .... Vengan conmigo, les mostrare su habitación.

No me esperaba que fuera tan "fría" pero supuse que era porque éramos unos forasteros.

– Esta es...

– Gracias...

– Entre más rápido mejor...

– ¿Eh?

– Sera mejor que no tengan pensado quedarse por mucho tiempo.

No tenía idea de lo que le pasaba, su actitud fría no encajaba para nada con su aspecto.

– No tenemos pensado quedarnos mucho tiempo así que puedes estar tranquila.

Alice, la cual no había dicho ni una sola palabra, arremetió como un cazador casando su presa.

– Alice...

– Este bien así... Entre más pronto se vayan mucho mejor.

Apenas dijo esas palabras se fue sin decir nada más. Pensé que quizás no le agradaban tanto los desconocidos así que no le dimos importancia a sus palabras porque estabamos tan fatigados por el viaje que lo único que queríamos era darnos una ducha y descansar.

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⏰ Última actualización: Oct 08, 2022 ⏰

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