LA VIDA EN UN APOCALIPSIS

Capítulo 3

Día 182 desde el comienzo del virus

He estado solo por mas de seis meses, desde el segundo día que todo inicio para ser mas exacto. La ultima noticia que se de mi madre es que logro evacuar gracias a los militares, junto a otras personas. Antes de irse me dejo una carta en la cual decía que iban a regresar para terminar de evacuar a las personas que aún seguían en la ciudad pero eso nunca sucedió, nadie vino a rescatarnos, nos dejaron abandonados a nuestra suerte.

Nunca pensé en dejar la ciudad porque seguía esperando a los militares, los espere por mas de seis meses sin siquiera salir de mi casa, seis meses en los cuales apenas cerraba los ojos oía  gritos y llantos. Todas las noches tenia el mismo sueño sobre el día que abandone a todos los que estaban en la escuela. A veces me alegro por haber sido el primero en levantar la mano, si no lo hubiese hecho, seguramente estaría muerto junto a todos ellos. Ese pensamiento hace que me sienta como una mierda de persona.

Solo hace dos días decidí salir por alimentos ya que me estaba quedando sin suministros. La situación afuera era peor de lo que esperaba, una vista horrible, toda la ciudad destruida, casas abandonadas, cuerpos por todos lados, sangre a por doquier, me dieron ganas de vomitar. Mi primer encuentro con un ser humano después de meses de no ver a uno, fue un evento desafortunado, pero hizo que me diera cuenta de que los infectados no son el único problema aquí afuera. Gracias a ese evento conocí a Alice, una sobreviviente que estaba de paso por mi ciudad, mi encuentro con ella fue por casualidad y ahora estamos en un viaje hacia un supuesto refugio militar, ahí espero encontrar información del paradero de mi madre.

– Espero que sepas por donde estamos yendo.

– Según lo que decía el informe, eran unos  500 km hacia el norte, por esta carretera.

– Pero ya llevamos más de un día viajando y no hemos visto nada, encima dentro de poco nos quedaremos sin combustible, hace unas horas le acabamos de poner lo poco que nos quedaba.

– Tranquilízate, de seguro ya estamos por llegar.

– Me dijiste lo mismo hace 8 horas.

– Quizás escuche mal cuantos kilómetros teníamos que hacer, pero estoy muy segura de que es por este camino.

– ¿Que te hace estar tan segura de que ya no se hayan ido?

– Por algo transmitieron el mensaje, no creo que hagan ir a las personas a un lugar tan lejano si solo van a estar por un tiempo y luego se marchen.

– Y si por casualidad ya no están, ¿qué vamos hacer?

– ¿A caso no dijiste que si no estaban, o no conseguías información ibas a regresar?

– Si, lo dije pero, ¿qué vas a hacer vos?

– No lo se... Seguire hasta encontrarlos.

– Si no encontramos a nadie ¿Por qué no regresas conm..... Mierdaaaa

No termine de preguntarle cuando a lo lejos veo una horda de infectados que estaban a mitad del camino interrumpiendo el paso, provocando que sea imposible pasar por ahí.

– No puede ser.

– ¿Qué mierda?

– ¿Pero cómo? El mensaje no decía nada de una horda de infectados.

– Lo estás viendo con tus propios ojos.

– Y ahora, ¿qué mierda hacemos?

– Déjame pensar un segundo

– ¿Y si regresamos?

– ¿Y todo este viaje en vano? Además, no nos queda mucho combustible para la vuelta.