Capítulo 19

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Día 191 desde el comienzo del virus

Siempre que recuerdo a mis padres se me pone un nudo en la garganta que no me deja respirar. Hay tantas cosas de las que me arrepiento, cosas que hice antes de que el mundo se fuera a la mierda, cosas que les hice a mis padres y ahora que ya no están más nunca podre disculparme por haber sido una mala hija que solo les causo dolor y agradecerles por todo lo que hicieron por mí, por no haber renunciado a mi aunque les haya dado mil razones para hacerlo. Si tuviera un deseo, desearía que todo esto nunca sucediese y así poder hacer las cosas mejores y ser alguien que enorgullezca a sus padres.

Al principio éramos unas 30 personas en el edificio, el cual era bastante seguro. De a poco las personas empezaron a entrar en crisis por las falta de alimentos y agua por lo que decidieron abandonar el edificio y así buscar un lugar mejor, pero simplemente ya no existía "un lugar mejor". Así cada semana el número de personas comenzó a disminuir hasta que solo quedamos yo y mis padres. Los militares habían intentado evacuar la ciudad los primeros días, pero el virus se esparció más rápido de lo que imaginaron y no pudieron detener a los infectados y decidieron dar la ciudad por perdida. Logramos Aguantar unos meses con las provisiones que teníamos pero lógicamente un día se nos acabó. Mis padres no querían abandonar el edificio e irnos a otro lugar porque sabían que era un suicidio intentar atravesar toda la ciudad por lo que llegaron a la conclusión de que era mejor buscar provisiones y regresar al edificio. Todos los días ellos salían a la misma hora para buscar provisiones y regresaban en 1 hora, esa era la regla, nunca estar más de una hora fuera. Nunca me dejaron ir con ellos por seguridad así que solo me tocaba esperarlos todos los días hasta que un día no regresaron. Los espere y espere durante días en la entrada pero nunca regresaron al edificio. Al día de hoy una parte de mi aún tiene esperanzas de que sigan con vida y que algún día volveremos a estar juntos.

Pase meses sin ver a una sola persona, creía que era la única en la ciudad. Los túneles me facilitaron el trabajo de buscar provisiones por lo que nunca tuve la necesidad de salir por las calles a buscar alimentos, además, la zona del edificio comenzó a llenarse de infectados mientras pasaban los meses por lo que era imposible salir hasta "ese día".

Parecía que iba a ser un día normal en el vecindario, los infectados estaban haciendo lo de siempre y yo me estaba preparando para salir por los túneles pero un ruido inusual atrajo mi atención y fui a ver que estaba sucediendo. Cuando llegue a la ventana pude ver como los infectados comenzaban a abandonar el lugar como si estuviesen persiguiendo algo, tan solo en 5 minutos todos los infectados frente al edificio se habían ido, no tenía ni idea de lo que estaba sucediendo hasta que escuche un vehículo frenar en el centro comercial. El centro comercial se encontraba cerrado desde el primer día del brote por lo que nunca antes pudieron entrar. Del vehículo se bajaron dos hombres y uno llevaba con él unas especies de herramientas y después de unos minutos logro abrir las puertas y entraron. Durante el tiempo que entraron aproveche para bajar y poder observar desde un lugar mejor. Pude ver como sacaban grandes cantidades de provisiones y las subían al vehículo, tardaron menos de 20 minutos para llenarlo. Mientras pasaba el tiempo más quería salir e irme con ellos pero algo me detenía cada vez que daba un paso para salir hasta que escuche un disparo, el vehículo no me dejaba ver muy que estaba sucediendo detrás pero cuando vi subir a uno solo e irse pude ver bien al otro tirado el suelo. Pensé que tal vez estaba infectado y por eso le disparo pero cuando vi que aún seguía vivo y se agarraba de la pierna, aparte de eso también empecé a escuchar que los infectados estaban regresando y ahí me di cuenta que el disparo no fue para matarlo sino más bien para que no pudiese moverse. No le disparo en la cabeza porque quería que los infectados lo mataran. Sin pensarlo dos veces abrí las puertas y comencé a correr hacia el centro comercial, los infectados estaban cada vez más cerca por lo que no tenía mucho tiempo. Cuando llegue a donde estaba el otro tipo tirado note que solo era un adolescente que tendría casi mi edad. Intente llamarlo pero ya había perdido la conciencia así que no me quedo de otra que arrastrarlo hasta el edificio pero no sin antes agarrar una especie de espada que estaba tirada cerca de él, ya había visto que la llevaba en la espalda cuando llegaron al lugar. Lo arrastre con todas mis fuerzas hasta el edificio, por suerte pude entrar antes que los infectados llegasen. Subir las escaleras con una persona inconsciente fue más difícil de lo que había imaginado. Cuando llegue a mi piso lo primero que hice fue dejarlo en mi habitación y buscar algo para detener la hemorragia porque ya había perdido mucha sangre. No sé si fue el destino pero mi madre era doctora y había aprendido algunas cosas de ella por lo que pude detenerle la hemorragia y después sacarle la bala de la pierna. Esa era mi primera vez en poner en práctica todo lo que había aprendido pero era eso o dejarle la bala dentro.

Era la primer persona con la que tenía contacto después de tanto tiempo, nunca me imagino que ese iba a ser el comienzo de una nueva vida.

LA VIDA EN UN APOCALIPSISDonde viven las historias. Descúbrelo ahora