Capítulo 14

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Día 199 desde el comienzo del virus

Es curioso ver como muchas veces nos cegamos y sumergimos en la oscuridad que hay en el mundo cegándonos a nosotros mismos de cosas negativas y olvidando que detrás de toda esa oscuridad hay una luz que nos puede salvar a todos.

Después de todo lo que había pasado en el paraíso, perdí la confianza en todas las persona, solo conservándola en Alice y nadie más, esto mismo provoco que nos empecemos a distanciar cada vez más por culpa de la llegada de Sam. Ella quería que yo confiara en alguien más aparte de ella pero no pude hacerlo. Desde la primera vez que vi a Sam note que algo andaba mal con él y al final pude ver su verdadera cara. La desconfianza que tenía en las personas se hizo cada vez más grande y me estaba cegando pero gracias a Eliz me di cuenta que aún hay luz en este mundo lleno oscuridad.

– ¿En que estás pensando?

– ¿Qué?

– Estabas mirando para arriba sin hacer ningún movimiento... No creo que estés observando lo lindo que es el techo jajajajaja.

– Solo... Estoy preocupado por mi amiga.

– Entiendo la preocupación pero aun no podes mover la pierna al 100% por lo que no te dejare salir hasta que no te hayas recuperado por completo.

– Ya pasaron 3 días desde desperté. Estoy más que bien para irme.

– Si estas tan bien... ¿Por qué aun cojeas cuando caminas?

– ...

Habían pasado 8 días desde que Eliz me salvo la vida, 8 días sin saber nada de Alice. Solo pensaba en ir a buscarla y nada mas pero por mi pierna y los infectados era imposible que llegase a ella vivo.

– No voy a permitir que vayas a una muerte segura después de haberte salvado la vida.

– Esta bien... Voy a esperar hasta recuperarme como lo dice la Doctora.

– Me gustan así de obedientes jajajajajaja.

– ...

Eliz era una persona llena de luz, nunca había visto a alguien como ella. Me cuido durante los 5 días que estuve dormido y me seguía cuidando después de eso. Al segundo día de despertar me ayudo a caminar, me llevo a conocer todo el piso del edificio en el cual nos encontrábamos.

No solo tenía provisiones, también tenía armas, no muchas pero si las necesarias para sobrevivir ahí afuera. Lo más raro que vi fue que tenía un tocadiscos y muchos vinilos, además de otras cosas como libros. Me sorprendió lo bien organizado y protegido que tenía el lugar, parecía una experta en supervivencia.

– Hoy te tengo un regalo.

– ¿Un regalo? ¿Para mí?

– ¿Sabes bailar?

– ¿QUÉ?

No tenía idea de lo que estaba diciendo, solo salió unos segundos de la habitación y pude escuchar como empezaba a sonar música. No había escuchado algo de música desde que el virus comenzó, fue una buena sensación.

– ¿Qué es eso?

– Mi canción favorita de los 80s.

– Hace tiempo que no escuchaba algo de música jajajaja.

– Es la primera vez que utilizo el tocadiscos en años. Esta es una ocasión especial.

– ¿Ocasión especial?

– Tu regalo es un baile conmigo...

– Lo siento pero mi pierna...

– ¿No querías recuperarte más rápido?

LA VIDA EN UN APOCALIPSISDonde viven las historias. Descúbrelo ahora