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@homer_elmeromero.

@homer_elmeromero

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Nairobi.

Comenzamos a cenar mientras que Homer me contaba sobre la música que tenía planeada y que cuanto antes debíamos volver a Buenos Aires por sus negocios y esas cosas. —Bueno, pero, al menos todavía nos queda tiempo.— dije, entrelazando nuestras manos.

Me dió un beso y continuamos con la cena hasta terminarla. —¿Vamos al jacuzzi?— preguntó.

—No traje nada para meterme.

—¿Y quién dijo que tenias que meterte con algo?— alzó las cejas repetidas veces.

—Lucas, puede venir cualquiera y vernos.

—Todo reservado para nosotros solos, mami, vos tranquila.— mordí mi labio inferior mientras sonreía, este hombre me tenía loca. Luego de desvestirnos, nos metimos ambos. Él descorchó un champán mientras que yo sentía la relajación de mis músculos por el agua caliente. Sirvió en dos copas y me extendió la mia con una sonrisa. —Por nosotros.— dijo cuando brindamos.

—Por nosotros.— repetí. Devoró mis labios mientras su mano se posaba en mi cintura.

—Te quiero hacer mía hoy.— murmuró agitado.

—Ya lo soy.— respondí con una sonrisa, sonrió también y volvió a besarme.

Él estaba sentado y yo me senté encima suyo, dejando la copa en una mesita chica que había ahí. Imitó mi acción y se dedicó a dejar besos por mi cuello hasta llegar a mi pecho, donde comenzó a chupar mis tetas, jugando con mis pezones, mientras que yo tiraba mi cabeza hacia atrás soltando gemidos bastante audibles. Podía sentir su miembro debajo de mi, este, ya se encontraba erecto. Lo tomé con una mano y comencé a estimularlo, logrando que él suelte un par de gemidos. Volvió a besar mis labios.

—Vamos a la carpa, así estamos más cómodos.— dijo. Asentí y salimos del jacuzzi para dirigirnos ahí. Adentro, había una especie de colchón en el suelo con sábanas rojas, rosas y alrededor, velas. —¿Te gusta?— preguntó, agarrándome a upa para recostarme suavemente sobre la cama.

—Me encanta.— contesté. Sus besos descendieron por mi abdomen hasta llegar a mi zona, donde estimuló mi clítoris con un dedo, mientras que su boca hacia magia. —Ah, Lucas...— agarré su pelo y lo atraje más ahí, para que no pare en ningún momento. Continuó un rato más, hasta que notó que estaba por llegar al orgasmo, pero el muy gil frenó ahí.

—Todavía no quiero que acabes.— dijo.

—Me toca a mí.

Me acerqué a su miembro, empezando a dejarle besos mientras lo miraba a los ojos. —No seas mala.— murmuró. Él parado, mirándome con deseo, me prendía demasiado. —Dale, Nai...

—Ansioso.— solté con una leve risita.

Su pene fue directo a mi boca dónde me encargué de estimularlo como a él le gustaba. Tiró la cabeza hacia atrás y eso fue lo suficiente para sentir lo excitada que estaba. Llevé mi mano a mi zona para darme consuelo mientras le hacia sexo oral a mi novio. Luego de un rato paré y se recostó en la cama con la respiración agitada, me subí encima de él y luego de colocarse el preservativo, comencé a bajar suavemente y después ir de arriba a abajo sin freno alguno, su agarre en mi cadera acompañaba, mientras que yo agarraba mi pelo para que no cayera sobre mi rostro.

—Ah... Nairobi...— gimió. Me encantaba que gimiera. Yo estaba ida, sentía que tanto placer no cabía en mi cuerpo. Me agaché un poco y volvió a meter en su boca uno de mis pechos. Minutos después, ambos habíamos llegado al orgasmo gritando, jadeando y con espasmos que eran increíbles. —Dios...— murmuró. —Sos la mejor en esto.

Sonreí. —Vos también, mi amor.— dije.

—¿Vamos por el segundo round?— preguntó luego de recuperar el aliento.

—Todos los que quieras.

_______

Llegamos a la casa, mientras que todos nos veían pícaramente. Mis amigas me robaron literalmente, llevándome al cuarto para hacerme miles de preguntas.

—Tengo que confesar algo.— dijo Julieta.

—¿Qué?— pregunté.

—Todos sabiamos lo de la sorpresa.— respondió riendo.

—Ah ¡Sos una gila!

—Perdón, amiga, Homer nos había pedido que no dijeramos nada o nos liquidaba... Pero, bueno ¿Cómo lo pasaste?

—Increíble.

—Entonces ¿Podes confesar que estás enamorada?— preguntó Luchi, alzando las cejas.

—Perdidamente enamorada.





tardes grises | homer el mero meroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora