15.

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Nairobi.

—¿Vos me estás hablando posta?— pregunté mientras trataba de estabilizar mi respiración.

—Sí, reina. Obvio que te hablo en serio.

Besé sus labios y lo abracé por el cuello.
—Si quiero, amor.

—Bueno, reina, ahora vamos a festejar.

Fuimos de la mano hasta una zona bastante alejada de todos. Los dos agarrados de la mano, frente al mar hermoso, el viento volando mi pelo y él sonriendo. Todo era perfecto.

Me agarró a upa y traté de zafarme.

—¡No, Lucas, no!— pedí a gritos.

—Bueno, desvestite y metete conmigo al agua o si no te tiro así.— dijo, bajándome.

—No, debe estar helada.

—Entonces, me veo obligado a...— comenzó a caminar a dirección del agua.

—¡Está bien, bueno!

—Dale, dale.— me apuró.

Comencé a sacarme mi ropa y él también, quedando solamente en ropa interior. Una vez estando semi-desnudos, nos dirigimos hacia el agua.

Esta misma, estaba helada.

—Dios...— jadeé sintiendo como mi piel se erizaba.

—No está tan fría.— comenzó a correr mar adentro y yo me quedé estática, sentía como me comenzaba a congelar.
—¡Dale, turrita, vení!

Reí. —Ni loca.

—Na, vení para acá o te voy a buscar.— exclamó.

Empezó a salpicar agua y traté de taparme con mis manos, pero fue en vano, cuando me di cuenta, ya estaba totalmente empapada. —¡Sos un gil!— dije corriendo hacia él para tirarme encima de su espalda.

Se tiró al agua, sumergiéndonos a ambos. Y cuando estuvimos en la superficie, besó mis labios con ternura.
—Te amo...— dijo. —Te amo mucho.

________

Volvimos ya vestidos y con el pelo mojado. Yo me reuní con mis amigas que estaban bailando entre ellas.

—¿Dónde estuvieron?— preguntó Julieta alzando una ceja.

—Yo... Estuvimos por ahí.

—¿Garcharon?— indagó Luchi.

La miré mal. —No todo es garche, che, somos románticos también.— dije, riendo. —Estuvimos por ahí pasando tiempo juntos.— suspiré enamorada.
—Somos novios.— confesé.

Ellas chillaron.

—¡¿Qué?! ¡¿Y así de la nada lo decís?! Ya contanos todo ¿Cómo te lo pidió?

—Fue como algo así de la nada, tipo, normal, pero lindo.— contesté. —Por primera vez en mi vida puedo afirmar que estoy feliz...

—Ay, amiga, me alegro mucho.— me abrazó Patricia.

—Las amo chicas.— respondí. —Gracias por todo.

________

Nos subimos a las combis que nos llevaron de vuelta a la casa. Estaba cansada, y quería dormir, pero no podría si no dormía con mi novio. Lucas venia, supuestamente, en la otra combi, donde estaban las amigas invitadas también, junto a Cenfe y Troca.

—Tranqui, ¿Vamos a bañarnos?— preguntó Luchi.

—No, nosotras los vamos a esperar acá.— dijo Cazzu. —Encima, se quedaron con ellas ¿Porque no vinieron con nosotras, me decís?

—Porque son amigos.— dijo Chulu.
—Vamos, tóxicas de mierda.— mordí mi labio inferior. —No escucho peros, suban a su habitación.— un poco desconfiadas, subimos las escaleras. Pero yo me quedé en el medio de camino. —Ya están arriba chicos, que comience la acción.

Cazzu me miró.

¿De qué hablaban?

tardes grises | homer el mero meroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora