CAN
Me sirvo otro trago de whisky mientras en mi cabeza sigue rondando la idea de que no debí dejar que se fuera.
Pero ¿qué se supone que debía hacer? ¿rogarle?
¡Ja! ni que fuera la única mujer en el mundo.
Me estoy cansando de buscarla e ir tras ella cada vez que se hace la difícil, siendo obvio que tiene tantas ganas como yo.
Estaba muy mojada cuando la toqué, podía sentirlo a través de la delgada tela que la cubría. Cómo disfruté ponerla así y cuánto autocontrol me tomó detenerme cuando lo único que deseaba era arrancarle la ropa y enterrarme en su piel.
Pero ya fue suficiente, hay un límite para todo y yo ya alcancé el mío. No soy del tipo de hombres que insisten, nunca he tenido la necesidad de hacerlo y mucho menos por sexo y, sin embargo, ya a Sanem le he insistido demasiado, ahora le toca a ella.
Suelto un largo suspiro de resignación y apuro lo que queda en mi vaso.
La rabia que me embarga me impide sacarla de mi cabeza, y pensarla me hace imaginarla en un sin fin de escenarios, todos eróticos cabe destacar, con ella en distintas posiciones arriba y abajo de mí gritando mi nombre, ¡así de mal estoy!
Automáticamente mi cuerpo reacciona ante la estimulación que causan en mí esos pensamientos, haciendo que me ponga duro enseguida.
Bajo mi mano para desabrochar mi pantalón y liberar mi erección. Comienzo a frotarla, iniciando con un ritmo lento. Cierro los ojos y reclino la cabeza en el respaldo del sofá mientras voy moviendo mi mano hacia arriba y hacia abajo, deseando que su mano reemplazara la mía y sus labios acariciaran mi piel.
Puedo verla muy claramente detrás de mis párpados, tengo grabado cada detalle de su rostro en mi mente, y con su imagen en mi cabeza voy acelerando el ritmo y aumentando la intensidad del agarre al rededor de toda mi longitud, hasta que finalmente acabo en mi mano.
Voy directo a la ducha, esperando que el agua la borre de mi organismo de una vez por todas y empiezo a trazar un plan para esta noche, me niego a quedarme aquí solo, suspirando por una mujer cuando la ciudad está llena de ellas.
SANEM
Mi mente y mi cuerpo lo desean, es como si todos mis sentidos lo reclamaran al mismo tiempo.
Mis manos pican por tocarlo. He fantaseado tantas veces con trazar con mis dedos los músculos de su enorme cuerpo y con mi lengua tomando después el lugar de mis dedos, deslizándose sobre su piel desnuda.
Me da curiosidad saber cómo será, cómo se sentirá allí abajo, entre mis piernas...
¡Oh por Dios!
Siento una opresión en lo bajo de mi vientre y un calor que me va envolviendo poco a poco con solo imaginarlo.
Me avergüenzan mis pensamientos ahora mismo, pero no quiero desecharlos, quiero permitirme experimentar un poco, sucumbir al deseo que se alojó en mi interior desde que ese hombre entró en mi mundo.
Vivo en un incesante estado de excitación y ya no quiero reprimirlo más, solo quiero liberar la tensión que me abruma.
Cierro lo ojos y voy deslizando mi mano dentro del pantalón de mi pijama. Empiezo a acariciar mi entrepierna, recordando lo bien que se sentían sus dedos en esa zona. Pero la caricia no llega a ser suficiente para aliviar toda la tensión; trato de imaginar que es él quién me toca y que se vuelve mucho más atrevido, metiendo su mano dentro de mis pantis para tocar mi piel desnuda.
Toda la zona está caliente y húmeda. Me estremezco cuando rozo ese punto extremadamente sensible de mi cuerpo. Disfruto la sensación y me quedo un rato allí, ejerciendo un poco de presión sobre él. Comienzo a mover mis dedos de la misma forma en que él lo hizo, pero sin intención de detenerme en la mejor parte.
Mi espalda se arquea y me muerdo el labio con fuerza. Su nombre resuena constantemente en mi cabeza, mientras mis caderas se agitan sobre el colchón.
Un momento después un pequeño orgasmo me sacude, pero a pesar de que es liberador, no termina de ser completamente placentero.
Lo quiero a él y únicamente a él.
¿Cuál es el sentido de negarle por más tiempo a tu cuerpo algo que te pide con tanta desesperación? La necesidad es tanta que se hace insoportable y hasta dolorosa.
Ahora que estoy aquí, sola en mi cama, me estoy arrepintiendo de haberle dicho que no cuando me pidió que me quedara con él y luego otra vez cuando me invitó salir esta noche.
¿Por qué siempre tengo que complicar las cosas?
Tendría que haber aceptado sin pensarlo, porque después de todo, no pasa a menudo que conoces a alguien que te haga sentir un montón de cosas raras, nuevas y emocionante, todas a la vez.
Cierro los ojos para intentar dormir, mientras mi cerebro sigue evaluando todas las posibilidades que tengo con él, sopesando los pros y los contras de cada una.
******
¡Hola a tod@s! espero que estén muy bien.
Les quería dar las gracias, de todo corazón, por leer y votar mi historia, ¡me hacen muyyy feliz!
Ahora, si le tuvieran que dar un consejo a nuestra chica, ¿cuál sería? Déjenme saberlo en los comentarios.
Besos.
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Hasta que llegaste tú
FanfictionEsta historia está inspirada en la serie turca Erkenci Kuş y sus protagonistas; he tomado algunos de los personajes y sus roles en la novela para crearla, por lo que puede guardar cierta similitud con la trama que vimos en pantalla. ______ Can y San...