Capítulo 12

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SANEM

—¡Que sí! les juro que es el mismo. Es que casi caigo muerta cuando lo vi —digo, dándole otra mordida al trozo de pizza en mi mano.

—¡Ay, esto es tan gracioso! no puedo superarlo. —Rutkay literalmente se dobla de la risa, yo no entiendo que le resulta tan gracioso—. Es que parece una telenovela, solo a ti te pasan cosas como estas. Me estoy imaginando la escena, te juro que habría pagado por un asiento en primera fila.

—No tienes por qué sentirte avergonzada, amiga, no había forma de que supieras que sería tu jefe. —Lo que me dice Saadet, es lo que yo me digo a mi misma para sentirme mejor—. Además, ve el lado positivo: al menos no te acostaste con él.

—Yo lo veo como que la vida te está dando otra oportunidad y te grita que no la dejes pasar esta vez —agrega Rutkay.

—¿A qué te refieres? —pregunto confusa.

—Lo que quiero decir es que, yo no creo en casualidades, a lo mejor la razón por la que se volvieron a encontrar es porque ese hombre es parte de tu destino.

—¿Qué hombre? —pregunta Leyla desde la entrada de la cocina, vistiendo muy elegante para estar en casa esta noche.

—¿A dónde vas? ¡Te ves hermosa hermanita!

—Yo pregunté primero. ¿Por qué me cambias el tema, Sanem?

Me observa con ojos entrecerrados.

—Saadet conoció a alguien.

No le puedo decir la verdad a mi hermana, se pondría histérica si se enterara.

—Mmm, bien por ti, Saadet. Ojalá está vez sí funcione —le dice, haciendo referencia a los fracasos amorosos de mi mejor amiga—. No me esperen despiertos, me quedaré fuera esta noche.

—¡Esooo! ¿Vas a salir otra vez con el hombre misterioso?

—Nos vemos mañana en la oficina, Sanem, no llegues tarde.

No me contesta, pero tampoco es necesario, yo sé la respuesta.

CAN

—¿Ceyda? tanto tiempo, ¿cómo has estado? —me arrepiento de inmediato de haber contestado el teléfono, si hubiera sabido que era ella... pero no tengo su número registrado.

—Muy bien Can, y espero que tú también. Me enteré de que estás en Estambul y te llamaba para quedar, hace mucho que no nos vemos, tenemos tanto de que hablar —no, no es cierto, no tenemos nada de que hablar.

Ceyda, es una mujer muy atractiva e inteligente, hija de uno de los mejores clientes de la agencia pero está enamorada de mí y su insistencia me resulta fastidiosa, sobre todo porque ya no sé como rechazarla sin dejar de ser cortés.

—Claro, me encantaría. Sí, seguro tenemos mucho de que hablar, no lo dudo —lo note o no, estoy siendo sarcástico—, es solo que ahora estoy muy ocupado, recién llegué al país hace un par de días y estoy a tope con el trabajo en la agencia poniéndome al día con todo, pero seguro sacaré algún tiempo y entonces te llamaré yo para quedar, te lo prometo —no pienso hacerlo.

—Estaré esperando, no dejes pasar mucho tiempo, por favor. Me encantó saludarte Can, ahora te dejo descansar. Besitos —se despide lanzándome un par de besos antes de colgar.

Ella simplemente no es mi tipo, es de esas mujeres que se ilusionan rápido y buscan una relación estable y empalagosa que presumir con sus amigas. Nada que ver con mi estilo de vida.
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Salimos muy temprano a despedir a mi papá y a Mihriban, su esposa, al puerto. Planean viajar durante seis meses por lo menos, en un recorrido por varios países.

Cuando finalmente se marchan, Emre y yo vamos a un café por la zona, antes de ir a la agencia.

—Anoche te llamé para que fueras a mi departamento a ver el partido y tomar algo pero tenías el teléfono apagado —comento.

—Vi tu llamada pérdida esta mañana. Lo siento hermano, pero tenía otros planes anoche.

—Mmm y solo por curiosidad, ¿Esos planes usan falda?

—Y le quedan fantásticas.

Ambos reímos.

—Así que estás saliendo con alguien.

—Sí, podría decirse que sí —se ve bastante contento al decirlo.

—Me alegro mucho por ti Emre —mi hermano es muy importante para mí, tenemos una relación estrecha y me da tranquilidad saberlo feliz—, ¿la conozco?

—Es Leyla.

—¡¿Tu asistente?!

Leyla, lleva varios años trabajando con Emre, es una chica muy bonita, dulce y centrada, aún así no lo vi venir, las mujeres con las que solía relacionarse él eran muy diferentes a ella, en todos los aspectos.

—Sí, claro, ¿qué otra Leyla conoces? Pero es nuevo todo, queremos mantenerlo en secreto por ahora, nadie más lo sabe.

—Tranquilo, tu secreto está a salvo conmigo.

Hasta que llegaste tú Donde viven las historias. Descúbrelo ahora