Hasta que llegaste tú

Capítulo 10

CAN

Todos los empleados toman un lugar conforme van entrando a la reunión, sin dejar de murmurar entre ellos. A la mayoría los conozco, ya hemos trabajado juntos.

Mi padre está de pie en la sala con Emre, a un lado, quien además de ser uno de los socios, desempeña desde hace varios años el cargo de director financiero y Deren, la directora creativa, al otro.

Las sillas fueron dispuestas en varias filas, de modo que quedaran todas de frente a los tres directores.

Yo opto por pararme a un costado de la habitación recostado de la pared.

Ceycey, entra de último, con una bandeja en las manos y una disculpa tatuada en la cara, seguido por una chica que queda oculta detrás de él. Cuando se hace a un lado para dejar la bandeja en la mesa del centro, puedo verla, está de perfil.

Me quedo sin aliento por un segundo... es la misma chica, es decir, es muy parecida, tiene que ser ella. Lleva menos maquillaje que esa noche pero sus rasgos son similares ¿será posible? la coincidencia me parece increíble. A lo mejor estoy confundido.

La sigo con la vista mientra se dirige a tomar asiento. Ella aún no se ha fijado en mí. Cuando se deja caer en la silla y su mirada se cruza con la mía da un respingo. Es ella... y también me ha reconocido.

La misma mujer que dos noches atrás salió huyendo, dejándome solo en una habitación de hotel, sin darme más explicación que un simple "no puedo seguir... tengo que irme..." ¿Qué diablos significaba eso?

Se queda completamente rígida en su lugar. Su expresión es una mezcla de asombro y terror. Sus labios están ligeramente separados y sus ojos muy abiertos, sin mencionar que su cara perdió cualquier rastro de color. En otras circunstancias me hubiese reído de su reacción, pero la mía no debía ser muy diferente.

Aún con su cara de espanto y un estilo más natural que el de ese dia, se ve preciosa.

Güliz, la secretaria de mi padre, que ocupa un asiento a su lado, se inclina hacia ella para hablarle. Puedo percibir un atisbo de preocupación en sus facciones.

De resto nadie más parece haber notado algo, todos están atentos a lo que se dice al frente, con sus miradas fijas en las tres personas allí paradas. Yo no estoy escuchando nada, pero ya conozco el discurso, así que tampoco es necesario. Toda mi atención está puesta en Saniye.

SANEM

Mi visión es borrosa, mi corazón late a mil por hora, me siento mareada, me cuesta respirar, creo que estoy a punto de desmayarme, es eso o está por darme un infarto.

Es él... el hombre del bar, Can.

Me está mirando fijamente y mi asombro es tan grande que por un momento no puedo apartar mis ojos de su rostro. Lo examino rápidamente asegurándome de que mi mente no me juega una mala pasada.

Estoy demasiado tensa para moverme, no puedo creer lo que veo, ¿realmente es él? ¿Qué hace aquí? ¿Es este hombre el hijo mayor de mi jefe? Debe ser una pesadilla, esto no me puede estar pasando a mí.

—¿Sanem? ¿Sanem, te sientes bien? Estás muy pálida —me pregunta Güliz en voz baja, tocando mi hombro para hacerme salir del shock en el que estoy.

—Ssí —mi respuesta sale como un susurro.

—Bueno, ¿segura?

—Sí, gracias, Güliz.

Fuerzo una sonrisa y asiento con la cabeza para dar algo de convicción a mi respuesta y tratar de perder su atención antes de que los demás también se centren en mí.

Miro al Sr. Aziz, que lleva rato hablando, pero difícilmente podría decir de qué, lo único que escucho con claridad es todo el ruido que hacen mis pensamientos. Si antes sentí como el color desaparecía de mi rostro de la impresión, ahora siento mis mejillas arder por la vergüenza, toda mi sangre debe haberse acumulado en esa zona.

Las manos me tiemblan con violencia, así que las aprisiono entre la silla y mis muslos. Deseo con todas mis fuerzas que la tierra se abra y me trague, cualquier cosa que me borre de este lugar estaría bien, o a él.

—Para ir finalizando, les anuncio que será mi hijo Can, quien ocupe mi lugar en la agencia como director general durante mis vacaciones, aunque esto ya muchos se lo imaginaban, ¿no es cierto?

Fue imposible ignorarlo esta vez. Lo que acaba de decir me deja aturdida por completo. Los demás reciben la noticia con aplausos, yo en cambio quiero llorar.

—Casi todos han trabajado con él anteriormente y los que no ya lo iran conociendo —continúa—. Confío plenamente en la capacidad de este equipo para gestionar el negocio sin mí, así que a partir de ya, me desentiendo de todo lo que tenga que ver con Fikri Harika, esos temas los tratan con Can —hace un gesto con su mano, para indicarle que se le acerque.

—Gracias papá, te aseguro que no te vamos a defraudar. Ve tranquilo y disfruta tu viaje que nosotros nos encargamos de todo.

Como iba a imaginar que tenían algún parentesco, físicamente no son muy parecidos a diferencia de Emre que es idéntico a su padre.
______

Cuando la reunión se da por terminada salgo corriendo y voy directa al archivo, donde espero no ser molestada, para poder hallar algo de tranquilidad. Tengo que aclarar mi mente con urgencia.

¿Ahora qué hago?

Tendré que hablar con él en algún momento, no podré evitarlo por mucho tiempo, la oficina es grande pero no tanto. Puedo renunciar, esa es una opción bastante atractiva en este momento...

¿A quién quiero engañar?

Necesito este trabajo, me esforcé mucho por conseguirlo y la verdad es que me gusta bastante, soy redactora y escribir es una de las cosas que más me apasionan en la vida.

¿Por qué me tiene que pasar a mí? Que desesperante toda esta situación.

Éste es un claro ejemplo de la ley de Murphy «Si algo malo puede pasar, pasará» esto es malo, muy malo y lo terrible del caso es que realmente está pasando.

¿Qué puede ser peor que esto?

Ya es demasiado incómodo descubrir que casi me acosté con el hijo de mi jefe, como para enterarme de que él va a ser mi nuevo jefe, ¿qué pensará de mí?

Trato de reprimir un sollozo, mientras inevitablemente empiezo a llorar...