Capítulo 8

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SANEM

—¡SANEMMM! —grita Leyla desde la puerta.

—¡Ya casi estoy!

—¡Eso mismo estoy escuchando desde hace 20 minutos! ¡vamos a llegar tarde otra vez por tu culpa!

—Estoy lista —camino de prisa hacia la salida donde me espera mi hermana—. Llegaremos a tiempo, ya verás.

—Hoy van a anunciar quién se hará cargo de la dirección de la agencia en la ausencia del Sr. Aziz, y lo más probable es que ya estén todos allá, mientras que nosotras todavía estamos aquí.

Y así sigue regañandome durante todo el camino, pero yo hace rato dejé de escucharla, mis pensamientos no iban en sintonía con su estrés.
______

—Holis, HOLISS... ¡llegan tardee! ¿DÓNDE ESTABANN? ¡Estuve apunto de volverme loco! —su tono de voz varía tanto como su humor.

—Calma, Ceycey, ya estamos aquí y nadie parece haber notado nuestro pequeño retraso más que tú, solo fueron 5 minutos.

—En realidad fueron quince, que para mí han sido como dos horas porque Deren no ha parado de gritar y mandarme de un lado para otro trayendo y llevando. No ha pasado ni media hora de que llegué y ya estoy completamente exhausto —dice todo esto prácticamente sin respirar.

—Yo me voy a mi despacho —anuncia Leyla con un resoplido.

—No entiendo por qué tanto alboroto —digo.

—¿Acaso no sabes que día es hoy? —Ceycey me mira con asombro, como si no pudiera creer lo que acabo de decir.

—Lunes.

—Sí, eso es obvio, pero no es un lunes cualquiera Sanem, hoy sabremos por fin a quién designará el Sr. Aziz, para dirigir el negocio familiar ¡¿entiendes lo que eso significa?!

—Ahh claro, ya entiendo —sigo sin entender nada, pero no tiene sentido continuar con esta conversación.

—¡CEYCEYYYY! —Deren viene hacia nosotros con cara de poco amigos, gritando demasiado fuerte para la distancia que nos separa— Ah Sanem, veo que te dignaste a venir.

—Oh Deren, no sabes lo que me pasó —hago una expresión dramática.

—Ahora no tengo tiempo para tus excusas —me corta de una, levantando la palma de su mano en frente de mí—. Pónganse a trabajar de inmediato antes de que me enoje de verdad. Queda exactamente una hora para que empiece la reunión —añade, consultando su reloj—. El Sr. Aziz, salió a desayunar con sus hijos, pero ya no tardan en volver y para entonces todo debe estar listo.

Hasta que llegaste tú Donde viven las historias. Descúbrelo ahora