#5

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– Si sigues alegando y mirando de esa manera cuando bebo haré que te arrepientas un día.

– Daddy no digas eso. – lloriqueó. – dijiste que no podías enojarte tanto conmigo si te cuidaba.

– No enojarme "tanto", ¿entiendes lo que quiero decir?

– Shi

– Bueno, entonces no seas tan persistente. – bebió un sorbo de vino.

– ... – en un impulso de frustración, le arrebató la copa.

– ¡¿Que crees que haces?! – se la quitó de las manos. – uff⁓ se me manchó un poco la ropa.

– Lo siento daddy.

– Mhp – gruñó de mala gana.


☆゜・。。・゜゜・。。・゜★

    
– Daddy ¿Por qué llegaste más tarde esta vez?

– Uh⁓... – tenía el primer botón de arriba de la camisa abierto. – por nada.

– ¿Y por qué está así tu camisa? – se acercó.

– P-por nada. – parecía nervioso.

– ¿Seguro?

– Sí

– Oki – sonrió. – quiero mi hora de caricias. 

– Déjame poner mi mochila en una silla. – la colgó. – ven baby. – lo tomó en brazos y fue a acostarse al sillón. Sintió como el menor se acurrucaba en su pecho. Le besó la cabeza y le puso una mano en el muslo.

– Mmm⁓ – aspiró ese aroma a mar y arena. Pero se le mezcló con otro. – ... ¿Qué huele así, daddy?

– ¿A qué te refieres?

– Huele como a... maquillaje.

– Ah, no lo sé. – se hizo el distraído.

– ¿Daddy puedo abrirte la camisa?

– S-sí

– Gracias daddy. – comenzó a desabotonarla. Se quedó en shock con lo que vio. – ¿Q-Qué...? daddy, ¿Por qué tienes besos en... todas partes?

– Por nada.

– ¿Cómo que por nada? – le picaban los ojos. – son labiales de distintos colores. – unos eran morados, otros rojo fuerte, rosados, negros, carmesís, otros simplemente eran brillitos...

– Pff⁓, ignóralos. – le besó.

El castaño no sabía bien cómo reaccionar. 

– P-pero... pero eso... – soltó unas lágrimas.

– Mikel... – ahora se sentía culpable.

– Perdón daddy, tú puedes hacer lo que quieras. – se secó las lágrimas.

– Oh vamos, ¿en verdad crees que te andaría engañando por ahí? – se levantó con suavidad y fue a por una bolsita en su mochila. Se la enseñó. – aquí están los labiales que ocupé para pintarme los besos. Los difuminé con el dedo para darles un aspecto más real. También te compré brillitos y humectantes para labios.

– Daddy – rompió en llanto. – me asusté. Mucho. 

– ¿Y cómo eso de "tú puedes hacer lo que quieras"? jamás dejes que alguien te rompa el corazón, cachorro. – se sentó en el sillón nuevamente. – solo fue una venganza porque me llevas molestando un tiempo con eso de beber. Perdón si fui muy lejos. – le besó la mejilla. – ya no te haré más bromas así.

– Está bien. – tomó un labial de brillitos. Se puso uno para probar. – mm⁓ ¿daddy te puedo besar? 

– Claro, pero primero... – se fue a limpiar el labial con una servilleta y regresó. – ahora bésame donde quieras. – se recostó para que luego el menor se subiera sobre él y le comenzara a besar el pecho y abdomen.

– Tu piel es muy cálida daddy. – besó un pectoral.

– Y tus labios se sienten fríos y húmedos. – suspiró de satisfacción. 

Mike siguió besando hasta que tuvo la mayor parte de su piel marcada con brillitos. Luego de eso unas caricias en la espalda le hicieron relajarse y lentamente dormirse sobre la piel del azabache.

El Vino de tu Copa | Baby boy~₰Mikellino °Omegaverse°Donde viven las historias. Descúbrelo ahora