#31

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– Dormirás aquí, Trolli. No es muy acogedor pero es seguro para todos, incluyéndote.

– Dormiría hasta en la basura si me ayudara a curarme. 

Muzi dejó las cosas del azabache en la cama y le quitó las esposas.

– Espero no ver más agresiones hacia Flex. – lo fulminó con la mirada.

– Y yo espero no querer hacerle daño de nuevo. – suspiró pesadamente. – perdón por lo que dije hace un rato.

– No pasa nada. – dijo el peliazul. – haré que te traigan una copita de vino en un rato. Recuerda que no lo podemos cortar de una sola vez, tienes que irlo dejando de lado lentamente.

– Sí, sí, lo sé. 

– Ya veremos luego que hacer. Te veo mañana. – ni beso en la mejilla, un puro abrazo.

– Tú deberías... pensar mejor las cosas, ¿sabes, Flex? – dijo Trolli. – quizás te hace falta ver lo que tienes en frente. – por supuesto que el menor lo captó y bajó la mirada, separándose de él y yendo hacia la puerta. 

– Vámonos, Muzi.

– Ya. Adiós Trolli. 

La pareja se fue a casa. Los enfermeros se ocuparían de Trolli y los guardias se involucrarían si era necesario. En todo caso llamarían a Flex para mantenerlo al tanto de la situación.
Al entrar a su casa, el castaño se empezó a sentir un poco débil.

– No te ves muy bien. – le acarició un poco la espalda. – oye...

– ... – sin previo aviso, comenzó a llorar en silencio.

– ¿Muzi? ¿Qué te pasa? no llores.

– Me siento muy mal... – sollozó. – sé que es temprano pero iré a la cama.

– Está bien, pero deja de llorar. – le secó las lágrimas, pero de inmediato más salieron. – por favor, cálmate. ¿Te duele algo o qué sientes?

– ... Te amo. Eso pasa. – se volteó y fue a su habitación. 

    

   
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– ¿Puedo pasar? te hice la cena. – pero nadie respondió. – ¿¡estás bien?! – al esperar unos segundos y no oír nada, entró. Lo vio en un costado de la cama, pero le estaba dando la espalda. – Muzi – dejó la bandeja y fue a ver. – ... – se quedó paralizado. – no... – le tocó la mejilla, aún tibia y mojada. – resiste por mí, por favor.

Comenzó a teclear el número de la ambulancia con algo de torpeza por las lágrimas. 

    

    

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– Estás aquí. – sonrió débilmente el peliazul. – los doctores dijeron que tu corazón sufrió daños y que estuviste muy cerca de morir. Es muy en serio, parece que te rompí... perdóname.

– El amor es como un fuego ardiente. A veces solo te quemas, a veces te mata. Es así.

– No todos los lobos sufren del corazón al ser dañados en una relación, solo algunos. Los más enamorados. – le besó la mejilla. – esto es mi culpa... Trolli tenía razón, debí ver lo que tenía en frente. Debí haberme dado cuenta de cuánto me amabas.

– ¿Pensabas que iba a ser como "ah, amas a Trolli. Bueno terminemos y ya"? 

– ...

– Mmm, olvida lo que dije, no quiero hacerte sentir peor. 

– No, está bien. Me lo merezco por ciego.

– No quiero que te fuerces a amarme por mi bienestar. Si quieres a ese hombre...

– No quiero el amor de Trolli.

– ¿Qué?

– No lo quiero. Él es feliz con Mike, es... su persona, ¿entiendes lo que quiero decir? Son perfectos juntos y monstruo el que arruine eso. – de repente cerró los ojos y le besó los labios al castaño. El beso fue largo y suave.

– Los extrañaba. Hace rato ya que no nos besábamos.

– Quiero volver a lo de antes. 

– Me dejaste bien en claro que no me amabas.

– N-no, yo... ya no sé. – apoyó su mentón en el colchón. Estaba sentado al lado de la cama, en el suelo. – tuve tanto miedo de perderte. Y la marca me está doliendo.

– ¿Te duele?

– Sí

– ... Ven aquí. – echó hacia atrás las sábanas, invitándole a acostarse a su lado.

– Ok – se sacó los zapatos y entró. De inmediato sintió el abrazo de Muzi en su espalda. 

– No me vas a perder.

– No, es que tú no entiendes. – se volteó y ocultó su rostro en su pecho. – quedaste con daños. Tu corazón está mal.

– ¿Qué tanto daño?

– ... Te dieron como máximo 5 años. – sollozó. – sí te voy a perder.

– 5 años para recordarte cada mañana cuánto te amo. 

– No solo te hice daño, también te voy a matar.

– No digas eso. Tú eres el que me hace sentir vivo.

– Perdón por todo...

– No pasa nada, cariño. – sonrió como hace tiempo no hacía y se comenzó a quedar dormido, abrazando al menor.

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– Hasta que nos volvamos a ver, daddy. – susurró el menor.

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– Hasta que nos volvamos a ver, Mikel.

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El Vino de tu Copa | Baby boy~₰Mikellino °Omegaverse°Donde viven las historias. Descúbrelo ahora