Capítulo 11: Franjas Opacas, En Un Cielo Opaco

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Capítulo dedicado a: MassyBooks77, por seguir esta historia. ¡Muchas gracias!

Sólo iba en aumento el disgusto de Kei hacia ese enano, dando un chirrido con sus dientes que a duras penas alcanzó a escucharse y apartó la vista

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Sólo iba en aumento el disgusto de Kei hacia ese enano, dando un chirrido con sus dientes que a duras penas alcanzó a escucharse y apartó la vista. Necesitaba insultarlo para no sentirse derrotado.

Kei no lo demostraba, por su actitud, su segundo género y su apariencia, pero realmente era una persona que se avergonzaba fácilmente de sus gustos, o no le gustaba mostrarlos abiertamente. Era una buena persona, Yamaguchi lo sabía.

—Estás desprendiendo un aroma irritante, como a naranja a medio proceso de putrefacción —soltó sin nada de tacto el chico con gafas, antes de ingresar el pastel a su boca. Hinata por mero impulso tomó distancias con Tsukishima y estiró sus brazos al aire, antes de olerse. Sí, sabía que su olor era similar al de naranjas porque le daban náuseas cada vez que se asustaba y por voces de sus amigas y amigos de secundaria, ¡pero tampoco tenía la clara noción de que era un olor repudiado!—. Dime, Omega, ¿acaso te bañas una vez a la semana? —Se mofó de él abiertamente al pasar un bocado, dándole una risa cínica perfecta que dejó a Shoyo con un enorme rubor en su rostro que aumentó cuando la curiosidad de Kageyama lo acercó a su cuello por la afirmación de Tsukki, donde enterró su nariz en un instinto un tanto primitivo para aspirar el olor ajeno.

Kageyama concluyó que era cierto lo que Tsukishima dijo cuando se alejó un poco del pequeño cuerpo tembloroso de Hinata: era similar al de las naranjas.

Hinata tuvo un escalofrío recorriendo su cuerpo, con el miedo acumulado en sus ojos dilatados por la sorpresa y por el rozar de sus pieles con tanta naturalidad. Sin querer, terminó por darle un empujón ciego, con sus ojos cerrados y su mano abierta, provocando un golpe de lleno en la cara a Kageyama que por poco y le reiniciaba la vida.

—¿Por qué me pegas, Hinata, idiota? —replicó con enojo, sobando un poco su rostro cerca de sus ojos donde fue golpeado con mucha fuerza. Pronto fue recibido al aclarar mejor la vista tras verse desorientado, por el color rojizo en el inocente rostro de Hinata.

Destinados [KageHina] | Omegaverse \ En EdiciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora