RESPLANDOR

Capítulo 6. Tuya

—¿Nathy me estás escuchando? Nathy —repite mi nombre y parpadeo aclarándome el pensamiento, le doy una sonrisa a la pantalla en la que aparece el rostro de Marek.

—Perdón papá, estoy un poco cansada —me disculpo por dejarlo hablando sólo los últimos tres minutos mientras mi mente divagaba hacia mis árabes.

—Necesitas descansar mi niña, no duermes bien en el hospital, deja que las enfermeras se hagan cargo del cuidado de... Amún. —La última palabra la pronuncia con dificultad, desde que despertó mi loco Marek no ha ocultado la rabia que siente contra él.

Más grande que la que siente por Ömar, porque a pesar de que sabe que amo a mi árabe frío, el hecho de que esté casado lo relaja, pero con Amún es lo contrario, concentra todo su rencor en él, lo culpa de habernos separado, al parecer Marek no termina de comprender que yo no lo amo, le tengo cierto aprecio y agradecimiento porque me protege a su manera, pero nunca pasará de ahí.

—Él me necesita papá —murmuro con un suspiro y me recargo en la almohada—, además no quiero dejarlo sólo. —Evito recordarle que amo a ese árabe gruñón, posesivo y demente, no quiero que siga rumiando el rencor que le tiene.

—Al menos dime qué estás comiendo bien, te veo algo pálida.

—Ese es mi color natural —me burlo de mi misma y mi tono de piel, si no fuera porque a mi loco le gusta que sea así de blanca a mí tampoco me agradaría del todo—. ¿Qué es lo que me estabas diciendo? —Desvío el tema de conversación de Amún y de mi alimentación, seguro terminaré siendo regañada si le digo que he bajado un kilo desde que él despertó.

—Necesito buscar nuevos guardias, no he suplido la ausencia de Khan, Anne está enferma, no sé cuando regrese al Burdel y Paul dimitió hace unos días —me informa.

—Aun tienes suficientes guardias —digo recordando los que quedan, si bien no son los mejores que ha tenido Saint Marie, al menos Brett hace un buen trabajo dirigiéndolos, no es un desalmado salvaje como Khan pero impone orden entre las esclavas.

Aunque se las folla a la fuerza con su verga pequeña.

—Quizá podrías venir a Saint Marie y ayudarme con el proceso de selección, tu opinión siempre es de ayuda. —Sé que lo que quiere es que vaya a visitarlo, pero con Amún en el hospital no pienso viajar, tal vez cuando salga y se instale en casa.

En Kensington.

Porque no creo que Blair le permita venir a vivir con nosotras, además de que él no sabe aún de las mellizas y por más que lo pienso no hay la forma de explicarle la situación. Así que por el momento no me preocupa que al salir vaya a otra casa, lo único que me estresa un poco es tener que alejarme de ellas porque a él no lo voy a dejar sólo.

Me necesita y siendo sincera ellas no, ellas tienen a Blair que las cuida mucho mejor que yo que sigo sin saber cómo bañarlas correctamente, que me peleo con las dos para vestirlas o cambiarles el pañal y que termino llena de comida cuando intento darles de comer y estresada por el desastre.

Reconozco que el instinto materno me falta.

—Después de que Amún salga del hospital ¿Vale? —pido en tono amable, él lo es conmigo, además de en exceso cariñoso, creo que lo mínimo es que le corresponda—. En unas tres semanas.

—Está bien, esperaré —exhala derrotado pero al final sonríe levemente—, contaré los días para abrazarte. —Como no sé que contestar a esa declaración cambio el tema.

—Voy con las mellizas para que las saludes. —Me pongo de pie y camino hacia la habitación de ellas.

Ava gatea por el piso persiguiendo uno de esos juguetes que se mueven por todos lados emitiendo luces y sonidos para estimular la motricidad, Farah en cambio está sentada en un rincón viendo a la loquita de su hermana atropellar todos los juguetes que hay en el piso a su paso. Me siento junto a ella en el piso y coloco el teléfono frente a nosotras para que Marek la vea mientras Franny va gateando tras Ava recogiendo el tiradero de juguetes.