Capítulo 13. Confesiones y persecusiones

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Ömar

Siento que estoy a punto de un colapso nervioso dentro de la limusina, Nahid sostiene mi mano entre las suyas temblorosas, está muy afectada, quizá no sea por mi hermano, sin embargo le afecta todo lo que a mí me preocupa y no hay nada en el mundo que ponga más en riesgo mi paz mental que la salud de mi hermano. Apremio a Jeffrey para que vaya más rápido, necesito estar ya en el hospital y saber cómo está Amún, las empleadas de la casa y los guardias no supieron darme mayores informes que su intento de suicidio. Las más de dos horas de vuelo se me hicieron eternas desde Ibiza a Londres, odio los vuelos comerciales, pero necesitaba llegar lo más pronto posible y hacer traer el jet desde Dubái no era la mejor opción. Apenas diviso el estacionamiento del Brompton Hospital mis nervios se salen de control.

—Habibi tranquilízate, debes servirle de apoyo a tu hermano, no puede verte así —murmura Nahid en voz baja, sus manos presionan las mías que han comenzado a temblar peor que cuando visité por primera vez a mi hermano en la unidad de cuidados intensivos en Edimburgo.

—Si algo le pasa a mi hermano no sé que haré Nahid, debí estar ahí cuidándolo como lo he hecho siempre, no sé en qué momento pensé que podía delegar este trabajo a alguien más —me lamento, de verdad creí que Nath sería la única persona que lo cuidaría mejor que yo, confíe ciegamente en ella la salud de Amún.

—No es tu culpa Ömar, no puedes pasarte la vida entera cuidando de él, son adultos. —En parte tiene razón, pero la situación de Amún no es la mejor, no debí irme de luna de miel estando en ese estado, pensé sólo en mi y en alejarme de Nath.

—Es mi hermano Nahid, sé que ahora te tengo a ti, pero no puedo hacerlo simplemente a un lado, nunca podré. —Ella asiente con tristeza y se inclina para dejar un beso en mi mejilla.

El automóvil se detiene frente a la puerta de urgencias y no me toma más que un par de segundos bajar y dirigirme a ella. Nahid me sigue de cerca mientras atravieso el pasillo, debería detenerme en la estación de enfermería a pedir informes, sin embargo mis ojos se fijan en un manojo de nervios rubio que llora y tiembla por igual en un rincón de la sala de espera.  Avanzo hacia ella esquivando a las personas que se atraviesan en mi camino, cuando estoy a unos pasos de ella escucho sus sollozos mientras se mueve sujetando su cabeza con ambas manos.

—Llévame contigo, por favor, llévame contigo, llévame contigo —repite una y otra vez.

—Nath —susurro, mi voz tiembla de notar el estado en el que se encuentra. Ella levanta el rostro, su maquillaje corrido hace surcos en sus mejillas, se ve fatal, mucho peor que el día que la devolví al burdel.

—Ömi. —En menos de un parpadeo está de pie y colgada de mi cuello, tiembla convulsivamente y llora tan fuerte que me forma un nudo en la garganta y hace que mis ojos se llenen de lágrimas también. —Perdóname no se que pasó no sé porqué hizo eso no sé porqué me hace esto ese maldito hombre no tiene consideraciones conmigo no entiende que yo me muero junto con él si le pasa algo —habla atropelladamente.

—Cálmate —pido y limpio mis ojos, alguien debe mantener la calma como dijo Nahid—. Siéntate y explícame que fue lo que pasó.

Le señalo el asiento en el que estaba, se sienta de nuevo y yo junto a ella, volteo a ver a Nahid para que nos acompañe, sé que aún no se siente a gusto con la presencia de Nath, pero este no es momento de darle importancia a esas cosas. Saco un pañuelo de mi abrigo y trato de limpiar su rostro, continúa llorando y meciéndose abrazando su cuerpo, necesita calmarse o le dará un colapso nervioso.

—Nahid ¿Podrías traer un té y un café por favor? —solicito amablemente a mi esposa, en su mirada puedo ver lo que le tortura tener que dejarme con Nath para hacer lo que le pido, pero como siempre, hace lo que sea que yo demande para complacerme.

RESPLANDORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora