Querido Colombia

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Perdón cualquier error y por lo tarde. Los amo

Las horas pasan tranquilamente en la mansión de China, el asiático de vez en cuando va a revisar a su hijo y a su invitado, y en cada ocasión los encuentra cómodamente acurrucados. Por supuesto que el deseo de alejar a Rusia de su avecilla lo invade en cada ocasión, incluso pensó en lanzarlo por la ventana, pero siempre se logra controlar.

Cerca de las diez de la mañana del día siguiente, el omega latino finalmente comenzó a abrir sus ojos de forma perezosa, lo primero que vio fue la luz del astro rey que se filtraba por la ventana, honestamente desconocía si estaba amaneciendo o atardeciendo, pues aún se sentía bastante desorientado, y de no ser por que ya comenzaba a sentir bastante a apetito, ni siquiera pensaría en ponerse de pie. Su primer intento de sentarse en la cama falló vilmente, suponía que era a causa de la debilidad y la falta de alimento, no sabía cuántos días llevaba así, pero dos cosas llamaron enormemente su atención, la primera fue el aliento cálido de alguien sobre su nuca, y lo segundo un fuerte brazo rodeandolo. Extrañado se giró para ver de quien se trataba y juraría que dio un grito interno al notar que se trataba de Rusia, el Sovietico dormirá plácidamente, su rostro se veía en extremo pacifico. Delicadamente México palpó el rostro del alfa, pues creía que se trataba de una broma de su imaginación, la piel tibia del ruso le hizo comprobar que era real, sus ojos viajaron a los labios del contrario que se encontraban ligeramente abiertos, por primera vez el omega pudo notar que eran bastante carnosos. Para intentar disipar cualquier idea tonta regresó su vista al fuerte brazo del euroasiático, de igual forma lo comenzó a palpar, pero su atención se concentró en los bíceps de Rusia, en los cuales incluso se atrevió a dejar pequeños golpes a manera de nalgadas.







-¿Te diviertes? -





-¡Bastante! Estas cosas son más duras que mi nal…… ¡Rusia!


Un gritillo lleno de vergüenza es dado por el más bajito, por su parte Rusia sonríe divertido mientras toma el rostro del omega con una mano y así poder analizar el rostro de su amado. Puede notar que sus bonitos colores han recuperado un poco la intensidad, pero aún están bastante pálidos. El sonido del estómago de México gruñendo alerta al ruso y apena al latino, el primer nombrado rápidamente se pone de pie para así poder ir por la charola que tiene algo de fruta que está sobre una mesita. Los dorados orbes del latino siguen las acciones de su ¿Invitado? No puede evitar sonrojarse, de alguna manera se siente como un inútil al cual deben de cuidar.


-No hacía falta, yo mismo podía ir por la bandeja. Ni que estuviera desahuciado-


-Esta débil, pudiste marearte y caer-


Las palabras del alfa indignan a México, quien para demostrar lo contrario se intenta poner de pie, pero como si de una profecía se tratase, lo dicho por el alfa se cumple, pues apenas el latino se pone de pie un fuerte mareo lo ataca, y de no ser porque Rusia actuó rápidamente, el más bajito se hubiera ido de cara, de forma delicada el omega es depositado sobre la cama mientras coloca una mano en su frente en un intento de aminorara el vértigo que está sufriendo, por su parte el ruso ve el pequeño desastre que causó, pues por atrapar a México dejó caer la bandeja y la comida se regó. Tras unos minutos la sensación de mareo desaparece y es entonces que quien yace recostado se atreve a romper el silencio.


-¿Qué haces aquí? Si China te ve te va a matar… Oh peor aún, si Mongolia te ve hará un tapete con tu piel-



-En realidad China está de acuerdo con que esté aquí, él mismo me guió a tu habitación. América fue quien me trajo. -

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Un jadeo de sorpresa es dado por el más bajito, no puede creer que su padre le permitirá a Rusia ingresar a su hogar, según recordaba no querían a ninguno de los dos alfas cerca de él. Pero si era honesto con él mismo, le alegraba mucho que él euroasiático estuviera allí, aunque no lo iba a admitir.  México cierra sus ojos para intentar disfrutar de la tranquilidad del momento, por su parte Rusia admira lo pacifico y vulnerable que se ve el omega en esos momentos, aunque perfectamente sabe que de vulnerable no tiene ni un pelo. Lentamente el hispano abre sus ojos, no le cabe en la cabeza que el alfa al que hasta hace poco consideraba su enemigo, esté allí preocupado por él y cuidándolo. Por algún tipo de instinto, ambos tricolores se voltean a ver y conectan sus miradas, ambas tienen un brillo especial. México poco a poco se sienta en la cama mientras estira una de sus manos hacia Rusia, quien sin perder tiempo acude al llamado del bajito, la mano del mexicano se coloca sobre la mejilla del contrario, para ser un “hombre rudo” tiene una piel bastante suave.

BittersweetDonde viven las historias. Descúbrelo ahora