Bittersweet

Pinches Alfas

Ya saben qwq perdón por cualquier error.

De un ágil salto a un costado Rusia logró evitar el ataque de Colombia, el Sudaméricano rápidamente se gira a ver al Sovietico mientras muestra sus dientes con molestia, ambos alfas escuchan el sonido de varias cosas rompiéndose, pero honestamente no le prestan atención, pues saben que bajar la guardia en esos momentos podría ser fatal. Una vez más, el sureño se lanza para atacar al euroasiático, pero es recibido por una fuerte patada en la quijada que lo lanza contra el tocador del omega, por el impacto el objeto se parte a la mitad y el espejo se estrella.

-¡Rusia! ¡Colombia! ¡Deténgase! -

Grita México con auténtica preocupación, más su petición es ignorada por los contrarios que una vez más se lanzan a los golpes a puño limpio, pues Colombia ha soltado su navaja y no piensa perder el tiempo buscándola. Sin mucho problema el tricolor latino le da un puñetazo en el rostro del ruso, el golpe es tan fuerte que incluso le revienta el labio inferior, pero esa simple herida no detendrá al portador de la ushanka, que responde con un buen codazo en la nariz del contrario. Algo aturdido, Colombia da un paso hacia atrás para luego limpiar la sangre que sale de sus fosas nasales, la molestia aumenta en él al ver el rojo líquido en el torso de su mano, por lo que una vez más salta hacia Rusia al cual toma del torso.

Harto de la situación y sintiéndose un total inútil, México intenta ponerse de pie con bastante dificultad, pues a pesar de que físicamente se siente un poco mejor, sus piernas todavía están bastante débiles,el latino juraría que sus extremidades estaban hechas de fideos, y que en cualquier momento se iban a vencer, además de que los mareos no ayudaban en nada, pues ya que estaban regresando junto a un fuerte dolor de cabeza, el cual le dio gracias al estrés de la pelea de los otros dos tricolores. México iba tan atento en intentar llegar hasta los alfas que querían matarse, que no notó un pedazo de mango que estaba tirando en el suelo, al cual para su mala suerte pisa, provocando así su estrepitosa caída al suelo de rodillas, el omega da un alarido de dolor, pero no sólo por la caída que acaba de sufrir, sino también porque se a encajado un vidrio en la palma de la mano, ya que, la bandeja con la comida se cayó provocando que todo lo de cristal y cerámica se rompieran en pedazos, ese fue el sonido que momentos antes los alfas había escuchado e ignorado. Pero el quejido del más bajito si logra llamar su atención, por lo que dejan de pelear para ver qué ocurrió. Rusia y Colombia cambian su molestia por preocupación al notar a México sentado sobre sus rodillas y con una no muy exagerada cantidad de sangre manchando sus muslos. Con algo de dificultad, el oji dorado intenta retirar el vidrio que está profundamente encajado en su piel, lo cual no logra pues le resulta bastante doloroso.

Rusia intenta tomar la mano herida del omega, pero de un fuerte manotazo México se lo impide, al igual que Colombia detiene su andar hacia su amigo al notar la fulminante mirada que el bajito le dedica.

. - Chingada madre con ustedes dos ¡Pinches alfas! Siempre sucumbiendo ante su instinto ¡Me cagan! ¿ Ya vieron mi habitación? O mejor aún ¿Ya vieron cómo quedaron? Agradezcan que China no se encuentra, de lo contrario ya se los hubiera...... -

De manera abrupta el omega guarda completo silencio, ese comportamiento extraña a los otros dos tricolores, pues la mirada del omega se dilata mientras su lengua sale en repetidas ocasiones inspeccionando el lugar, de un segundo a otro abre sus ojos en grande...

-¡Corran! Váyanse rápido al cuarto de Bolivia o de América ¡Muevan las piernas! -

Grita totalmente alarmado mientras sacude los brazos, los mayores no terminan de entender, e incluso se voltean a ver entre ellos esperando que el contrario supiera que es lo que pasa con el omega. Suponen que está molesto y que no desea tenerlos allí, aunque fue raro que les pudiera que se escondan, pero rápidamente comprendieron del porqué de las palabras de México, pues de un momento a otro la puerta fue abierta de una patada por Mongolia, el asiático miraba con auténtico desprecio a los alfas más jóvenes, los cuales ya estaban sintiendo su grave error.